La oración diaria
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demás bendiciones en su estela, falta, aunque se ofrece en infinita
plenitud.
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Puesto que este es el medio por el cual hemos de recibir poder,
¿por qué no tener más hambre y sed del don del Espíritu? ¿Por qué no
hablamos de él, oramos por él y predicamos respecto a él? El Señor
está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que le sirven, que los
padres a dar buenas dádivas a sus hijos. Cada obrero debiera elevar
su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu. Debieran
reunirse grupos de obreros cristianos para solicitar ayuda especial
y sabiduría celestial para hacer planes y ejecutarlos sabiamente.
Debieran orar especialmente porque Dios bautice a sus embajadores
escogidos en los campos misioneros con una rica medida de su
Espíritu. La presencia del Espíritu en los obreros de Dios dará a la
proclamación de la verdad un poder que todo el honor y la gloria del
mundo no podrían conferirle.—
Los Hechos de los Apóstoles, 40-42
.
Gracia para las necesidades cotidianas
Recibida en el corazón, la verdad de Dios puede hacernos sa-
bios para salvación. Al creerla y obedecerla, recibiremos gracia
suficiente para los deberes y las pruebas de hoy. No necesitamos
la gracia para mañana. Debemos comprender que hemos de tratar
tan solo con el día de hoy. Venzamos hoy; neguémonos a nosotros
mismos; velemos y oremos ahora. Obtengamos victorias en Dios
hoy. Las circunstancias y el ambiente que nos rodean, los cambios
que se realizan diariamente alrededor nuestro y la Palabra escrita de
Dios que discierne y prueba todas las cosas bastan para enseñarnos
nuestro deber y lo que debemos hacer día tras día. En vez de per-
mitir que nuestra mente se espacie en pensamientos de los cuales
no obtenemos beneficio alguno, debemos escudriñar las Escrituras
diariamente y cumplir en la vida cotidiana los deberes que tal vez
ahora nos resulten penosos, pero que alguien debe cumplir.—
Joyas
de los Testimonios 1:341
.
Orar diariamente pora comprender la Biblia
Los que profesan creer la Palabra debieran orar diariamente
porque la luz del Espíritu Santo resplandezca sobre las páginas del
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