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La Oración
símbolo de la familia del cielo.—
The Review and Herald, 29 de
enero de 1901
.
La importancia de las oraciones de la madre
Los que observan la ley de Dios consideran a sus hijos con senti-
mientos indefinibles de esperanza y temor, al preguntarse qué parte
desempeñarán en el gran conflicto que los espera. La madre ansiosa
pregunta: “¿Qué decisión tomarán? ¿Qué puedo hacer con el fin de
prepararlos para desempeñar bien su parte, de modo que obtengan
la gloria eterna?” Grandes responsabilidades pesan sobre vosotras,
madres. Aunque no os destaquéis en los consejos nacionales... po-
déis hacer una gran obra para Dios y vuestra nación. Podéis educar
a vuestros hijos. Podéis ayudarles a desarrollar caracteres que no
vacilarán ni serán inducidos a hacer lo malo, sino que influirán en
otros para que hagan lo bueno. Por vuestras fervientes oraciones de
fe, podéis mover el brazo que mueve el mundo.—
El Hogar Cristiano,
239
.
La influencia de una madre de oración, temerosa de Dios, du-
rará por toda la eternidad. Ella puede ir a la tumba, pero su obra
perdurará.—
Testimonies for the Church 4:500
.
Si las madres comprendiesen la importancia de su misión, pa-
sarían mucho tiempo en oración secreta, para presentar a sus hijos
a Jesús, implorar su bendición sobre ellos y solicitar sabiduría para
cumplir correctamente sus deberes sagrados. Aproveche la madre
toda oportunidad para modelar la disposición y los hábitos de sus
hijos. Observe con cuidado el desarrollo de sus caracteres para re-
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primir los rasgos demasiado salientes y estimular aquellos en que
sean deficientes. Haga de su propia vida un ejemplo noble y puro
para los seres preciosos que le han sido confiados.
La madre debe dedicarse a su trabajo con valor y energía, con-
fiando constantemente en que la ayuda divina descansará sobre todos
sus esfuerzos. No debe descansar satisfecha antes de ver en sus hijos
una elevación gradual de carácter, antes que ellos tengan en la vida
un objeto superior al de procurar tan solo su propio placer.
Es imposible evaluar el poder que ejerce la influencia de una
madre que ora. Ella reconoce a Dios en todos sus caminos. Lleva a
sus hijos ante el trono de gracia y presentándolos a Jesús le suplica