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La oración en el círculo del hogar
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que los bendiga. La influencia de esos ruegos es para aquellos hijos
una “fuente de vida”. Esas oraciones, ofrecidas con fe, son el apoyo
y la fuerza de la madre cristiana. Descuidar el deber de orar con
nuestros hijos es perder una de las mayores bendiciones que están a
nuestro alcance, uno de los mayores auxilios que podamos obtener
en medio de las perplejidades, los cuidados y las cargas de nuestra
vida.
El poder de las oraciones de una madre no puede sobreestimarse.
La que se arrodilla al lado de su hijo y de su hija a través de las
vicisitudes de la infancia y de los peligros de la juventud, no sabrá
jamás antes del día del juicio qué influencia ejercieron sus oraciones
sobre la vida de sus hijos. Si ella se relaciona por la fe con el Hijo
de Dios, su tierna mano puede substraer a su hijo del poder de la
tentación, e impedir que su hija participe en el pecado. Cuando la
pasión guerrea para predominar, el poder del amor, la influencia
resuelta, fervorosa y refrenadora que ejerce la madre puede inclinar
al alma hacia lo recto.—
El Hogar Cristiano, 240, 241
.
Las oraciones de las madres cristianas no son desatendidas por el
Padre de todos, que envió a su Hijo a la tierra para rescatar un pueblo
para sí. No desdeñará vuestras peticiones ni os dejará a vosotros y a
los vuestros para que Satanás os abofetee en el gran día del conflicto
final. Habéis de trabajar con sencillez y fidelidad y Dios afirmará la
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obra de vuestras manos.—
Conducción del Niño, 498
.
Necesitamos orar en familia, en público y en privado
La oración familiar o pública solamente no es suficiente. La
oración secreta es muy importante; en la soledad el alma comparece
desnuda ante el ojo escrutador de Dios, y se examina todo motivo.
¡La oración secreta! ¡Cuán preciosa es! ¡El alma en comunión con
Dios! La oración secreta solo debe ser oída por Dios. Ningún oído
curioso debe enterarse del contenido de esa petición.—
Testimonios
para la Iglesia 2:172
.
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