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Capítulo 22—La oración por los enfermos
Orar por los enfermos con fe serena
Me fue mostrado que en caso de enfermedad, cuando está expe-
dito el camino para ofrecer oración por el enfermo, el caso debe ser
confiado al Señor con fe serena, y no con tempestuosa excitación.
Solo él conoce la vida pasada de la persona, y sabe cuál será su fu-
turo. El que conoce todos los corazones, sabe si la persona, en caso
de sanarse, glorificaría su nombre o lo deshonraría por su apostasía.
Todo lo que se nos pide que hagamos es que roguemos a Dios que
sane al enfermo si esto está de acuerdo con su voluntad, creyendo
que él oye las razones que presentamos y las oraciones fervientes
que elevamos. Si el Señor ve que ello habrá de honrarlo, contestará
nuestras oraciones. Pero no es correcto insistir en el restablecimiento
sin someternos a su voluntad.—
Testimonios para la Iglesia 2:134
.
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Junto con todos nuestros tratamientos dados a los enfermos,
deben ofrecerse oraciones sencillas y fervientes implorando la ben-
dición de sanidad. Debemos señalar a los enfermos al compasivo
Salvador, y su poder para perdonar y sanar.—
Mensajes Selectos
3:339
.
Los que se dedican al trabajo de casa en casa encontrarán oportu-
nidades para servir en diversas formas. Debieran orar por los enfer-
mos y hacer todo lo posible para aliviar sus sufrimientos.—
Consejos
sobre la Salud, 388
.
El Salvador quiere que alentemos a los enfermos, a los deses-
perados y a los afligidos para que confíen firmemente en su fuerza.
Mediante la oración y la fe la estancia del enfermo puede convertirse
en un Betel.—
El Ministerio de Curación, 172
.
Si padecemos debilidades corporales, por supuesto que es conse-
cuente confiar en el Señor, haciendo rogativas personales a nuestro
Dios en nuestro propio caso, y si nos sentimos inclinados a soli-
citar a otros en quienes tenemos confianza que se unan a nosotros
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