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Oraciones falsas
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y allí eleven sus oraciones de varios días. A los tales se los puede
llamar asesinos de reuniones públicas y de oración. No emiten luz;
no edifican a nadie. Sus oraciones heladas y sus largos testimonios
de apóstatas arrojan una sombra. Todos se alegran cuando han termi-
nado, y es casi imposible desechar el enfriamiento y las tinieblas que
sus oraciones y exhortaciones imparten a la reunión. Por la luz que
he recibido, entiendo que nuestras reuniones deben ser espirituales,
sociales y no demasiado largas. La reserva, el orgullo, la vanidad y
el temor del hombre deben quedar en casa. Las pequeñas diferencias
y los prejuicios no deben ir con nosotros a estas reuniones. Como
en una familia unida, la sencillez, la mansedumbre, la confianza y
el amor deben reinar en el corazón de los hermanos y las herma-
nas que se reúnen para ser refrigerados y vigorizados al juntar sus
luces.—
Joyas de los Testimonios 1:271, 272
.
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Esperar que nuestras oraciones sean contestadas únicamente
de la manera que queremos es presunción
La oración de fe nunca se pierde; pero pretender que siempre
será respondida de la misma manera y en relación con el motivo
particular que estamos esperando, es presunción.—
Mente, Carácter
y Personalidad 2:553
.
Cuando nos parezca que nuestras oraciones no son contestadas,
debemos aferramos a la promesa; porque el tiempo de recibir con-
testación seguramente vendrá y recibiremos las bendiciones que
más necesitamos. Por supuesto, pretender que nuestras oraciones
sean siempre contestadas en la misma forma y según la cosa par-
ticular que pidamos, es presunción. Dios es demasiado sabio para
equivocarse y demasiado bueno para negar un bien a los que andan
en integridad. Así que no temáis confiar en él, aunque no veáis la
inmediata respuesta de vuestras oraciones. Confiad en la seguridad
de su promesa: “Pedid, y se os dará”.—
El Camino a Cristo, 96
.
La oración no tiene méritos en sí misma para limpiar el pecado
Los paganos pensaban que sus oraciones tenían en sí méritos
para expiar el pecado. Por lo tanto, cuanto más larga fuera la oración,
mayor mérito tenía. Si por sus propios esfuerzos podían hacerse