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La Oración
carga impotente, podrá decir con el apóstol Pablo: “Todo lo puedo
en Cristo que me fortalece”.
Filipenses 4:13
. También tiene la fe pre-
ciosas lecciones para el niño sensible a las ofensas. La disposición a
resistir el mal o vengar el agravio recibe a menudo su impulso de
un profundo sentimiento de justicia y un espíritu activo y enérgico.
Enséñese a ese niño que Dios es el guardián eterno de la justicia.
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Cuida tiernamente a los seres que ama al punto de dar a su amado
Hijo para salvarlos. Él se entenderá con cada malhechor.
“Porque el que os toca, toca a la niña de su ojo”.
Zacarías 2:8
.
“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.
Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía”.
Salmos 37:5, 6
.
“Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angus-
tia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh
Jehová, no desamparaste a los que te buscaron”.
Salmos 9:9, 10
.
Dios nos manda que manifestemos hacia otros la compasión
que él manifiesta hacia nosotros. Que el impulsivo, el engreído y
el vengativo contemplen al Ser humilde y manso llevado como
cordero al matadero, mudo como la oveja ante los que la esquilan.
Que contemplen a Aquel a quien han traspasado nuestros pecados y
abrumado nuestras penas, y aprenderán a soportar, tolerar y perdonar.
Por la fe en Cristo se puede suplir toda deficiencia de carácter,
purificar toda impureza, corregir toda falta y desarrollar toda buena
cualidad.
“Vosotros estáis completos en él”.
Colosenses 2:10
.
La oración y la fe están íntimamente ligadas y necesitan ser
estudiadas juntas. En la oración de fe hay una ciencia divina; es una
ciencia que debe comprender todo el que quiera tener éxito en la
obra de su vida. Cristo dice: “Todo lo que orando pidiereis, creed
que lo recibiréis, y os vendrá”.
Marcos 11:24
. Él explica claramente
que nuestra petición debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios;
debemos pedir cosas que él haya prometido y todo lo que recibamos
debe ser usado para hacer su voluntad. Cuando se satisfacen las
condiciones, la promesa es indubitable.
Podemos pedir perdón por el pecado, el don del Espíritu Santo,
un carácter como el de Cristo, sabiduría y fuerza para hacer su obra,
cualquier don que él haya prometido; luego tenemos que creer para
recibir y dar gracias a Dios por lo que hemos recibido.
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