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Nuestra necesidad de la oración
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y lágrimas. No oraba por sí, sino por aquellos a quienes había venido
a salvar. Al convertirse en suplicante, y buscar de la mano de su
Padre nueva provisión de fuerza, salía refrigerado y vigorizado como
sustituto del hombre, identificándose con la humanidad doliente y
dándole un ejemplo de la necesidad de la oración.
Su naturaleza era sin mancha de pecado. Como Hijo del Hombre,
oró al Padre, mostrando que la naturaleza humana requiere todo el
apoyo divino que el hombre puede obtener a fin de quedar fortalecido
para su deber y preparado para la prueba. Como Príncipe de la vida,
tenía poder con Dios y prevaleció por su pueblo. Este Salvador, que
oró por los que no sentían la necesidad de la oración, y lloró por
los que no sentían la necesidad de las lágrimas, está ahora delante
del trono, para recibir y presentar ante su Padre las peticiones de
aquellos por quienes oró en la tierra. Nos toca seguir el ejemplo
de Cristo. La oración es una necesidad en nuestro trabajo por la
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salvación de las almas. Solo Dios puede dar crecimiento a la semilla
que sembramos.—
Testimonios Selectos 3:379, 380
.
Jesús presentó la necesidad de la oración
Instó a los hombres a reconocer la necesidad de la oración, el
arrepentimiento, la confesión y el abandono del pecado. Les enseñó
a ser honrados, tolerantes, misericordiosos y compasivos, recomen-
dándoles amar no solo a quienes los amaban, sino a los que los
odiaban y los trataban despectivamente. En todo esto estaba reve-
lándoles el carácter del Padre, quien es longánimo, misericordioso,
lento para la ira y lleno de bondad y verdad.—
Consejos para los
Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 30
.
La oración fue una necesidad para Daniel
Daniel estaba sujeto a las más severas tentaciones que pueden
asaltar a los jóvenes de hoy en día; sin embargo era fiel a la ins-
trucción religiosa recibida en los primeros años. Se hallaba rodeado
por influencias calculadas para trastornar a los que vacilasen entre
los principios y las inclinaciones; sin embargo, la Palabra de Dios
lo presenta como un carácter intachable. Daniel no osó confiar en
su propio poder moral. La oración era para él una necesidad. Hizo