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La Oración
de Dios su fortaleza, y el temor del Señor estaba constantemente
delante de él en todas las transacciones de la vida.—
La Temperancia,
134, 135
.
El progreso espiritual depende de la oración
Si hubiere más oración entre nosotros, más ejercicio de la fe
viviente y menos dependencia de los demás, habríamos avanzado
mucho más en inteligencia espiritual de lo que avanzamos hasta aquí.
Necesitamos una vivencia profunda e individual del corazón y el
alma. Entonces seríamos capaces de decir lo que Dios está haciendo
y cómo está trabajando. Necesitamos tener una experiencia viviente
en las cosas de Dios; no estamos seguros a menos que la tengamos.
Hay quienes tienen una buena vivencia con Dios, y hablan acerca
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de esto, pero cuando repasamos dicha vivencia, nos damos cuenta
que no está de acuerdo con un “así dice Jehová”. Si hubo un tiempo
en nuestra historia en el que necesitamos humillar nuestras almas
delante de Dios, es ahora. Necesitamos ir a Dios con fe de que todo
está prometido en la Palabra, y luego caminar en toda la luz y el
poder que da Dios.—
The Review and Herald, 1 de julio de 1909
.
La oración: una necesidad diaria
La religión debe comenzar con el vaciamiento y la purificación
del corazón, y debe ser nutrida por la oración diaria.—
Testimonies
for the Church 4:535
.
Es tan conveniente y esencial para nosotros orar tres veces al día
como lo era para Daniel. La oración es la vida del alma, el funda-
mento del crecimiento espiritual. En el hogar, delante de la familia
y ante los compañeros de trabajo deberíamos testificar de esta ver-
dad. Y cuando tengamos el privilegio de encontrarnos con nuestros
hermanos en la iglesia, hablémosles de la necesidad de mantener
abierto el canal de comunicación entre Dios y el alma. Digámosles
que si ellos encuentran corazón y voz para orar, Dios encontrará
las respuestas a sus oraciones. Digámosles que no descuiden sus
deberes religiosos. Exhortemos a los hermanos a que oren. Debemos
buscar para encontrar, debemos pedir para recibir, debemos llamar