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La Oración
Se indican la verdad, la integridad y la pureza como secretos del éxito
en la vida. La fe es la que nos pone en posesión de estas virtudes.
Todo buen impulso o aspiración provienen de Dios; la fe recibe
de Dios la vida que es lo único que puede producir crecimiento y
eficiencia verdaderos.—
Obreros Evangélicos, 273
.
Nuestras vidas deben estar en armonía con nuestras peticiones
Oren con fe. Y asegúrense de colocar sus vidas en armonía con
sus peticiones, de modo que puedan recibir las bendiciones que han
demandado. Que no se debilite su fe, porque las bendiciones que
se reciben son proporcionales a la fe que se ejerce. “Conforme a
vuestra fe os sea hecho”. “Y todo lo que pidiereis en oración, cre-
yendo, lo recibiréis”.
Mateo 9:29
;
21:22
. Oren, crean, y regocíjense.
Canten himnos de alabanza porque él les ha contestado las oracio-
nes. Acéptenlo al pie de la letra, “porque fiel es el que prometió”.
Hebreos 10:23
. No se pierde ninguna súplica sincera. El canal está
abierto; la corriente está fluyendo. Lleva propiedades salutíferas en
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sus aguas, derramando una corriente restauradora de vida y salud y
salvación.—
Testimonios para la Iglesia 7:260
.
Dios acepta la oración sincera de fe
La oración humilde e inteligente de fe, que brota de labios puros,
es totalmente aceptada por Dios. La oración que brota del corazón
es escuchada en el cielo y recompensada mediante una respuesta en
la tierra. “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu,
y que tiembla a mi palabra”.
Isaías 66:2
. “Porque así dijo el Alto y
Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo
habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de
espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar
el corazón de los quebrantados”.
Isaías 57:15
. “Los sacrificios de
Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no
despreciarás tú, oh Dios”.
Salmos 51:17
.—
The Signs of the Times,
3 de diciembre de 1896
.
Dios será para nosotros todo lo que le permitamos ser. Nuestras
oraciones lánguidas y sin entusiasmo no tendrán respuesta del cielo.
¡Oh, necesitamos insistir en nuestras peticiones! Pedid con fe, es-