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La Oración
un deseo mayor de recibir las cosas que pide. Cristo le dijo a Marta
junto a la tumba de Lázaro: “Si crees, verás la gloria de Dios”.
Juan
11:40
.
Pero muchos no tienen una fe viva. Esta es la razón por la cual
no ven más del poder de Dios. Su debilidad es el resultado de su
incredulidad. Tienen más fe en su propio obrar que en el obrar de
Dios en favor de ellos. Ellos se encargan de cuidarse a sí mismos.
Hacen planes y proyectos, pero oran poco, y tienen poca confianza
verdadera en Dios. Piensan que tienen fe, pero es solo el impulso del
momento. Dejan de comprender su propia necesidad, y lo dispuesto
que está Dios a dar; no perseveran en mantener sus pedidos ante el
Señor.
Nuestras oraciones han de ser tan fervorosas y persistentes co-
mo lo fue la del amigo necesitado que pidió pan a media noche.
Cuanto más fervorosa y constantemente oremos, tanto más íntima
será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos bendiciones
acrecentadas, porque tenemos una fe acrecentada.
Nuestra parte consiste en orar y creer. Velad en oración. Velad,
y cooperad con el Dios que oye la oración. Recordad que “somos
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colaboradores de Dios”.
1 Corintios 3:9
. Hablad y obrad de acuerdo
con vuestras oraciones. Significará para vosotros una infinita dife-
rencia el que la prueba demuestre que vuestra fe es genuina, o revele
que vuestras oraciones son solo una forma.—
Palabras de Vida del
Gran Maestro, 111, 112
.
La oración sincera, un gran poder
La oración que proviene de un corazón sincero y creyente es la
oración efectiva, ferviente que puede mucho. Dios no siempre res-
ponde nuestras oraciones del modo en que esperamos, pues nosotros
no pedimos lo que más nos conviene; sin embargo, en su infinito
amor y sabiduría, el Señor nos da aquello que más necesitamos.—
Testimonies for the Church 4:531
.
No soltemos la mano de Dios
Pregunté al ángel por qué no había más fe y poder en Israel. Me
respondió: “Soltáis demasiado pronto el brazo del Señor. Asediad el