Página 100 - La Oraci

Basic HTML Version

96
La Oración
Debemos vivir nuestras oraciones para que sean respondi-
das
—Hemos de orar y velar en oración para que no haya inconsis-
tencia en nuestra vida. No debemos dejar de mostrar a otros que
[105]
comprendemos que velar y orar significa vivir nuestras oraciones
ante Dios, para que pueda contestarlas.—
Mensajes Selectos 1:136,
137
.
La oración no sirve de nada si la vida no concuerda con
ella
—“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vo-
sotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Presentad esta
promesa cuando oráis. Tenemos el privilegio de ir ante Dios con
santa osadía. Si le pedimos con sinceridad que haga brillar su luz
sobre nosotros, nos oirá y contestará. Pero debemos vivir en armonía
con nuestras oraciones. No tienen valor si caminamos en dirección
opuesta a ellas. He visto a un padre que, después de leer un pasaje
de las Escrituras y orar, con frecuencia, casi tan pronto como se
levantaba de sus rodillas, comenzaba a regañar a sus hijos. ¿Cómo
podía contestar Dios la oración que se había ofrecido? Y si des-
pués de haber increpado a sus hijos, un padre ora, ¿beneficia esa
oración a los hijos? No, a menos que sea una oración de confesión a
Dios.—
Conducción del Niño, 472
.
La alabanza debe acompañar a la oración para recibir res-
puesta
—¿Consistirán nuestros ejercicios de devoción en pedir y
recibir? ¿Estaremos siempre pensando en nuestras necesidades y
nunca en los beneficios que recibimos? ¿Recibiremos las mercedes
del Señor, y nunca le expresaremos nuestra gratitud, nunca le ala-
baremos por lo que ha hecho por nosotros? No oramos demasiado,
pero somos demasiado parsimoniosos en cuanto a dar las gracias.
Si la bondad amante de Dios provocase más agradecimiento y ala-
banza, tendríamos más poder en la oración. Abundaríamos más y
más en el amor de Dios, y él nos proporcionaría más dádivas por
las cuales alabarle. Vosotros que os quejáis que Dios no oye vues-
tras oraciones, cambiad el orden actual, y mezclad alabanzas con
vuestras peticiones. Cuando consideréis su bondad y misericordia,
hallaréis que él tiene en cuenta vuestras necesidades.
Orad, orad fervientemente y sin cesar, pero no os olvidéis de
alabar a Dios.—
Testimonios para la Iglesia 5:297
.
[106]
La infidelidad en la mayordomía puede ser una causa de
oraciones no respondidas
—Como dador de todas las bendiciones,