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La Oración
Los que piden correctamente recibirán. El que busca con fe hallará.
La experiencia obtenida en el horno de fuego y aflicción vale más
que los inconvenientes y los dolores que causa.
Las oraciones que usted ofreció en su soledad, cansancio y prue-
ba, fueron contestadas por Dios en la medida que usted lo podía
soportar. No tenía usted un concepto claro y correcto acerca de sus
hermanos, ni tampoco se veía usted mismo en forma correcta. Pero
en su providencia Dios contestó las oraciones ofrecidas por usted
en su angustia, para salvarlo y para que su propio nombre fuera
glorificado. Al no conocerse a sí mismo, usted pidió cosas que no
eran para su bien. Dios escucha sus oraciones sinceras, pero la ben-
dición concedida es muy diferente a la que usted esperaba. En su
providencia Dios decidió ponerlo más directamente en relación con
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su iglesia, para que confiara menos en sí mismo y más en aquellos a
quienes él está guiando para el progreso de su obra.
Dios oye cada oración sincera.
Testimonies for the Church 3:415,
416
; parcialmente en
Cada Día con Dios, 39
.
Dios responde las oraciones a su propio tiempo
—Durante
toda su vida matrimonial Zacarías había orado pidiendo un hijo. Él
y su esposa ya eran ancianos, y todavía su oración no había sido
contestada; pero él no murmuró. Dios no se había olvidado. Tenía
un tiempo señalado para contestar esa oración, y cuando el caso
parecía ya sin esperanza, Zacarías recibió su respuesta.—
Comentario
Bíblico Adventista 5:1089
.
Por qué se pueden demorar las respuestas
—Dios no siempre
contesta nuestras oraciones la primera vez que le rogamos, porque
si lo hiciera, pensaríamos que tenemos derecho a todas las bendi-
ciones y favores que nos concede. En vez de escudriñar nuestros
corazones para ver si acariciamos algún mal o nos complacemos
en algún pecado, nos volveríamos descuidados y dejaríamos de
comprender nuestra dependencia de él, y nuestra necesidad de su
ayuda.—
Conflicto y Valor, 212
.
En las Escrituras hay promesas preciosas hechas a los que es-
peran en el Señor. Todos deseamos la respuesta inmediata a las
oraciones y nos sentimos tentados a desanimarnos si éstas no son
contestadas inmediatamente. Pero mi experiencia me ha enseñado
que esto es un gran error. La demora es para nuestro beneficio es-
pecial. Tenemos la oportunidad de ver si nuestra fe es sincera o si