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Hombres y mujeres de oración
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nada”. El profeta no se impacientó ni perdió la fe, sino que continuó
intercediendo con fervor. Seis veces el siervo volvió diciendo que
no había señal de lluvia en los cielos que parecían de bronce. Sin
desanimarse, Elías lo envió nuevamente; y esta vez el siervo regresó
con la noticia: “Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano
de un hombre, que sube de la mar”.
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Esto bastaba. Elías no aguardó que los cielos se ennegreciesen.
En esa pequeña nube, vio por fe una lluvia abundante y de acuerdo
a esa fe obró: mandó a su siervo que fuese prestamente a Acab con
el mensaje: “Unce y desciende, porque la lluvia no te ataje”.
Por el hecho de que Elías era hombre de mucha fe, Dios pudo
usarlo en esta grave crisis de la historia de Israel. Mientras oraba, su
fe se aferraba a las promesas del Cielo; y perseveró en su oración
hasta que sus peticiones fueron contestadas. No aguardó hasta tener
la plena evidencia de que Dios lo había oído, sino que estaba dis-
puesto a aventurarlo todo al notar la menor señal del favor divino. Y
sin embargo, lo que él pudo hacer bajo la dirección de Dios, todos
pueden hacerlo en su esfera de actividad mientras sirven a Dios;
porque acerca de ese profeta de las montañas de Galaad está escrito:
“Elías era hombre sujeto a semejantes pasiones que nosotros, y rogó
con oración que no lloviese, y no llovió sobre la tierra en tres años y
seis meses”.
Santiago 5:17
.
Una fe tal es lo que se necesita en el mundo hoy, una fe que se
aferre a las promesas de la palabra de Dios, y se niegue a renunciar a
ellas antes que el Cielo oiga. Una fe tal nos relaciona estrechamente
con el Cielo, y nos imparte fuerza para luchar con las potestades de
las tinieblas. Por la fe los hijos de Dios “ganaron reinos, obraron
justicia, alcanzaron promesas, taparon las bocas de leones, apagaron
fuegos impetuosos, evitaron filo de cuchillo, convalecieron de enfer-
medades, fueron hechos fuertes en batallas, trastornaron campos de
extraños”.
Hebreos 11:33, 34
. Y por la fe hemos de llegar hoy a las
alturas del propósito que Dios tiene para nosotros. “Si puedes creer,
al que cree todo es posible”.
Marcos 9:23
.
La fe es un elemento esencial de la oración que prevalece. “Por-
que es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan”. “Si demandáremos alguna cosa
conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en
cualquier cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peti-