Página 146 - La Oraci

Basic HTML Version

142
La Oración
en una atmósfera más santa que la del mundo y tendrán constante
comunión con el cielo.—
El Camino a Cristo, 99
.
Nehemías oró fervientemente toda la noche
—En secreto y
silencio, Nehemías completó su gira de inspección de los muros.
Declara: “Y no sabían los magistrados dónde yo había ido, ni qué
había hecho; ni hasta entonces lo había yo declarado a los judíos y
sacerdotes, ni a los nobles y magistrados, ni a los demás que hacían
la obra”. En su dolorosa gira no quería él llamar la atención ni de
sus amigos ni de sus adversarios, para no crear ninguna excitación,
y para que no se pusieran en circulación informes que pudieran
derrotar o por lo menos obstaculizar su obra. Nehemías dedicó
el resto de la noche a la oración; por la mañana debía hacer un
[154]
esfuerzo ferviente para levantar y unir a sus desalentados y divididos
compatriotas.—
Servicio Cristiano Eficaz, 217
.
El éxito de Nehemías demuestra el poder de la oración
—En-
su obra, Esdras y Nehemías se humillaron delante de Dios, con-
fesaron sus pecados y los del pueblo, y pidieron perdón como si
ellos mismos hubiesen sido los culpables. Con paciencia trabajaron,
oraron y sufrieron. Lo que más dificultó su obra no fue la franca
hostilidad de los paganos, sino la oposición secreta de los que se de-
cían sus amigos, quienes, al prestar su influencia al servicio del mal,
multiplicaba por diez la carga de los siervos de Dios. Esos traidores
proveían a los enemigos del Señor material para que guerreasen
contra su pueblo. Sus malas pasiones y voluntades rebeldes estaban
siempre en pugna con los claros requerimientos de Dios.
El éxito que acompañó los esfuerzos de Nehemías revela lo que
lograrán la oración, la fe y la acción sabia y enérgica. Nehemías
no era sacerdote ni profeta, ni pretendía título alguno. Fue un re-
formador suscitado para un tiempo importante. Se propuso poner
a su pueblo en armonía con Dios. Inspirado por su gran propósito,
dedicó a lograrlo toda la energía de su ser. Una integridad elevada
e inflexible distinguió sus esfuerzos. Al verse frente al mal y a la
oposición a lo recto, asumió una actitud tan resuelta que el pueblo
fue incitado a trabajar con renovado celo y valor. No podía menos
que reconocer la lealtad, el patriotismo y el profundo amor a Dios
que animaban a Nehemías, y al notar todo esto, el pueblo estaba
dispuesto a seguirlo adónde lo guiaba.—
Profetas y Reyes, 498, 499
.