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La oracíon privada
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la fe que es su privilegio y deber ejercitar, y a menudo aguardan
aquel sentimiento íntimo que sólo la fe puede dar. El sentimiento de
por sí no es fe. Son dos cosas distintas.—
Primeros Escritos, 72
.
Nuestro Creador demanda nuestra devoción suprema, nuestra
primera lealtad. Todo lo que tienda a debilitar nuestro amor a Dios,
o a interferir con el servicio que le debemos, se convierte por eso
mismo en un ídolo. Para algunos, sus tierras, sus casas, sus mercade-
rías, son los ídolos que adoran. Emprenden actividades comerciales
con celo y energías, mientras al servicio a Dios se le da una con-
sideración secundaria. Se descuida el culto familiar y se olvida la
oración secreta.—
Hijos e Hijas de Dios, 59
.
El descuido de la oración es progresivo
—Guardaos de des-
cuidar la oración secreta y el estudio de la Palabra de Dios. Estas
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son vuestras armas contra aquel que se esfuerza por obstaculizar
vuestro progreso hacia el cielo. El primer descuido de la oración
y del estudio de la Biblia hace más fácil el segundo. La primera
resistencia a los ruegos del Espíritu prepara el camino para la se-
gunda. De este modo se endurece el corazón y se hace insensible la
conciencia.—
Mensajes para los Jóvenes, 94
.
La oración esporádica hará que se pierda su conexión con
Dios
—La oración es el aliento del alma. Es el secreto del poder
espiritual. No puede ser sustituida por ningún otro medio de gracia,
y conservar, sin embargo, la salud del alma. La oración pone al
corazón en inmediato contacto con la Fuente de la vida, y fortalece
los tendones y músculos de la experiencia religiosa. Descuídese
el ejercicio de la oración, u órese espasmódicamente, de vez en
cuando, según parezca propio, y se perderá la relación con Dios. Las
facultades espirituales perderán su vitalidad, la experiencia religiosa
carecerá de salud y vigor.—
Mensajes para los Jóvenes, 247, 248
.
La oración privada debe ser privada
—En la oración privada,
todos tienen el privilegio de orar todo el tiempo que deseen, y de ser
tan explícitos como quieran. Pueden orar por todos sus parientes y
amigos. La cámara secreta es el lugar donde se han de contar todas
las dificultades, pruebas y tentaciones particulares. La reunión para
adorar a Dios en conjunto no es el lugar donde se hayan de revelar
las cosas privadas del corazón.—
Testimonios para la Iglesia 2:512
.