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La oracíon privada
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No basta la meditación abstracta, no basta la actividad laboriosa,
ambas cosas son esenciales para la formación del carácter cristiano.
La fuerza que se obtiene mediante la oración secreta ferviente nos
prepara para resistir las seducciones de la sociedad; y, sin embargo,
no debemos excluirnos del mundo, porque nuestra experiencia cris-
tiana ha de ser la luz del mundo. La asociación con los incrédulos no
nos hará ningún daño si nos entremezclamos con ellos con el propó-
sito de vincularlos con Dios, y si somos suficientemente fuertes en
lo espiritual para resistir su influencia.—
Testimonios para la Iglesia
5:105, 106
.
Dios acepta la oración mental
—El Señor aceptará aun la pe-
tición silenciosa de un corazón abrumado.—
Comentario Bíblico
Adventista 2:1008
.
La oración debe preceder a la testificación
—El esfuerzo per-
sonal por otros debe ser precedido de mucha oración secreta; pues
requiere gran sabiduría el comprender la ciencia de salvar almas.
Antes de comunicaros con los hombres, comunicaos con Cristo.
Ante el trono de la gracia celestial, obtened una preparación para
ministrar a la gente.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 115
.
Debemos recibir luz y bendición, a fin de tener algo que impartir.
Es el privilegio de cada obrero hablar primero con Dios en un lugar
secreto de oración, y entonces hablar con las personas como el
portavoz de Dios. Hombres y mujeres que están en comunión con
Dios, que permanecen en Cristo, harán que el mismo ambiente sea
santa, porque están colaborando con los santos ángeles. Se necesita
tal testimonio para este tiempo.—
Testimonies for the Church 6:52
.
La obra y la oración deben combinarse
—Debemos vivir una
vida doble de meditación y acción, de oración silenciosa y trabajo
ardoroso. Todos los que han recibido la luz de la verdad deben
considerar que es su deber derramar rayos de luz sobre la senda de los
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impenitentes. Debemos ser testigos por Cristo en nuestras oficinas
tan ciertamente como en la iglesia. Dios requiere de nosotros que
seamos epístolas vivas, conocidas y leídas de todos los hombres. El
alma que por la oración diaria y ferviente busca en Dios su fortaleza,
su apoyo, su poder, tendrá nobles aspiraciones, claras percepciones
de la verdad y elevados propositos de acción y continua sed y hambre
de justicia.—
Joyas de los Testimonios 2:376, 377
.