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La Oración
Si permitimos que el exceso de trabajo nos aleje de nuestro pro-
pósito de buscar diariamente al Señor, cometeremos los mayores
errores, incurriremos en pérdidas, porque el Señor no está con no-
sotros; así hemos cerrado la puerta para que él no tenga acceso a
nuestras almas. Pero si oramos aun cuando tenemos las manos ocu-
padas, los oídos del Salvador están abiertos para escuchar nuestras
peticiones... Dios se ocupa de vosotros en el lugar donde desem-
peñáis vuestro deber. Pero aseguraos de ir con frecuencia al lugar
donde se acostumbra a orar.—
Consejos Sobre la Salud, 421
.
Utilicemos un lenguaje sencillo en la oración
—El lenguaje
grandilocuente no es apropiado en la oración, ya sea la petición
hecha en el pulpito, en el círculo de la familia o en secreto. Especial-
mente aquel que ora en público debe emplear un lenguaje sencillo, a
fin de que otros puedan entender lo que dice y unirse a la petición.
Es la sentida oración de fe la que es oída en el cielo y contestada
en la tierra.—
Obreros Evangélicos, 186
.
Es nuestro privilegio arrodillarnos para orar
—Tanto en el
culto público como en el privado, nos incumbe inclinarnos de rodillas
delante de Dios cuando le dirigimos nuestras peticiones. Jesús,
nuestro ejemplo, “puesto de rodillas, oró”.
Lucas 22:41
. Acerca
de sus discípulos quedó registrado que también “Pedro puesto de
rodillas, oró”.
Hechos 9:40
. Pablo declaró: “Doblo mis rodillas al
Padre de nuestro Señor Jesucristo”.
Efesios 3:14
. Cuando Esdras
confesó delante de Dios los pecados de Israel, se arrodilló.
[188]
Esdras 9:5
. Daniel “hincábase de rodillas tres veces al día, y oraba,
y confesaba delante de su Dios”.
Daniel 6:10
.—
Profetas y Reyes,
33, 34
.
No se involucre en ningún tipo de entretenimiento que le
descalifique para la oración privada
—No será peligrosa cualquier
diversión a la cual podáis dedicaros y pedir con fe la bendición de
Dios. Pero cualquier diversión que os descalifique para la oración
secreta, para la devoción ante el altar de la oración, o para tomar
parte en la reunión de oración, no sólo no es segura, sino peligrosa.—
Mensajes para los Jóvenes, 384
.
Dios nos ve en nuestro lugar secreto
—Como Natanael, nece-
sitamos estudiar la Palabra de Dios por nosotros mismos y pedir la
iluminación del Espíritu Santo. Aquel que vio a Natanael debajo de
la higuera, nos verá en el lugar secreto de oración. Los ángeles del