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La Oración
con Eva en el Edén, y ejerce su influencia sobre ellas. Porque expe-
rimentan ciertas emociones, estas personas creen estar teniendo una
maravillosa experiencia con Dios.—
Consejos Sobre la Salud, 108
.
La comunión con Dios imparte al alma un íntimo conocimiento
de su voluntad. Pero muchos de los que profesan la fe, no saben lo
que es la verdadera conversión. No han experimentado la comunión
con el Padre por medio de Jesucristo, y no han sentido el poder
de la gracia divina para santificar el corazón. Orando y pecando,
pecando y orando, viven llenos de malicia, engaño, envidia, celos y
amor propio. Las oraciones de esta clase son abominación delante
de Dios. La verdadera oración requiere las energías del alma y afecta
la vida. El que presenta así sus necesidades delante de Dios, siente
la vanidad de todo lo demás bajo el cielo.—
Testimonios Selectos
3:386, 387
.
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El cumplimiento de las promesas de Dios es condicional, y la
oración no ocupará nunca el lugar del deber. “Si me amáis—dice
Cristo—, guardad mis mandamientos”. “El que tiene mis manda-
mientos, y los guarda, aquel es el que me ama; y el que me ama,
será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”.
Juan 14:15, 21
. Aquellos que presentan sus peticiones ante Dios,
invocando su promesa, mientras no cumplen con las condiciones,
insultan a Jehová. Invocan el nombre de Cristo como su autoridad
para el cumplimiento de la promesa, pero no hacen las cosas que
demostrarían fe en Cristo y amor por él.—
Palabras de Vida del Gran
Maestro, 109
.
La oración es el acto de abrir el corazón a Dios como a un amigo.
El ojo de la fe ve a Dios muy de cerca. El suplicante puede obtener
preciosa evidencia del amor divino y el cuidado hacia él. Pero, ¿por
qué tantas oraciones no son jamás contestadas?... El Señor nos da la
promesa: “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de
todo vuestro corazón”.
Jeremías 29:13
. Habla también de algunos
que “no clamaron a mí con su corazón”.
Oseas 7:14
. Tales peticiones
son oraciones en la forma, de labios afuera, que el Señor no acepta.—
En Los Lugares Celestiales, 73
.
La oración apurada y ocasional no es una verdadera comu-
nión con Dios
—El Cielo no se cierra ante las oraciones fervientes
de los justos. Elías era un hombre sujeto a las mismas pasiones que
nosotros; sin embargo, el Señor lo escuchó y de una manera notable