Página 283 - La Oraci

Basic HTML Version

El padrenuestro
279
Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha
escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado
del incendio?” Y a Josué dijo: “Mira que he quitado de ti tu pecado,
y te he hecho vestir de ropas de gala”.
Zacarías 3:1-4
.
En su gran amor, Dios procura desarrollar en nosotros las gracias
preciosas de su Espíritu. Permite que hallemos obstáculos, perse-
cución y opresiones, pero no como una maldición, sino como la
bendición más grande de nuestra vida. Cada tentación resistida, cada
aflicción sobrellevada valientemente, nos da nueva experiencia y nos
hace progresar en la tarea de edificar nuestro carácter. El alma que
resiste la tentación mediante el poder divino revela al mundo y al
universo celestial la eficacia de la gracia de Cristo.
Aunque la prueba no debe desalentarnos por amarga que sea,
hemos de orar que Dios no permita que seamos puestos en situación
de ser seducidos por los deseos de nuestros propios corazones malos.
[301]
Al elevar la oración que nos enseñó Cristo, nos entregamos a la
dirección de Dios y le pedimos que nos guíe por sendas seguras.
No podemos orar así con sinceridad y decidir luego que andaremos
en cualquier camino que elijamos. Aguardaremos que su mano nos
guíe y escucharemos su voz que dice: “Este es el camino, andad por
él”.
Isaías 30:21
.
Es peligroso detenerse para contemplar las ventajas de ceder
a las sugestiones de Satanás. El pecado significa deshonra y ruina
para toda alma que se entrega a él; pero es de naturaleza tal que
ciega y engaña, y nos tentará con presentaciones lisonjeras. Si nos
aventuramos en el terreno de Satanás, no hay seguridad de que
seremos protegidos contra su poder. En cuanto sea posible debemos
cerrar todas las puertas por las cuales el tentador podría llegar hasta
nosotros.
El ruego “no nos dejes caer en tentación” es una promesa en sí
mismo. Si nos entregamos a Dios, se nos promete: “No os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino dará también juntamente
con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
1 Corintios
10:13
.
La única salvaguardia contra el mal consiste en que mediante la
fe en su justicia Cristo more en el corazón. La tentación tiene poder
sobre nosotros porque existe egoísmo en nuestros corazones. Pero
cuando contemplamos el gran amor de Dios, vemos el egoísmo en