Página 77 - La Oraci

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La oración que vence
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y hambre insaciable de justicia. Al mantenernos en relación con
Dios, podremos derramar sobre las personas que nos rodean la luz,
la paz y la serenidad que imperan en nuestro corazón. La fuerza
obtenida al orar a Dios, sumada a los esfuerzos infatigables para
acostumbrar la mente a ser más considerada y atenta, nos prepara
para los deberes diarios, y preserva la paz del espíritu, bajo todas las
circunstancias.—
El Discurso Maestro de Jesucristo, 72, 73
.
[80]
Que nada nos desvíe del estudio de la Biblia y de la oración
ferviente
—Que ninguna cosa, por preciada que sea, por amada que
sea, absorba vuestra atención y vuestros afectos, y que os desvíe
del estudio de la Palabra de Dios o de la oración sincera. Velad
en oración. Vivid vuestros propios pedidos.—
Testimonios para la
Iglesia 8:60
.
La oración eficaz incluye la fe
—La oración eficaz tiene otro
elemento: la fe. “Porque es preciso que el que viene a Dios, crea que
existe, y que se ha constituido remunerador de los que le buscan”.
Hebreos 11:6
. Jesús dijo a sus discípulos: “Todo cuanto pidiereis
en la oración, creed que lo recibisteis ya; y lo tendréis”.
Marcos
11:24
.—
El Camino a Cristo, 95
.
La fe es un elemento esencial de la oración que prevalece
“Porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan”. “Si demandáremos
alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él
nos oye en cualquier cosa que demandáremos, sabemos que tenemos
las peticiones que le hubiéremos demandado”.
Hebreos 11:6
;
1
Juan 5:14, 15
. Con la fe perseverante de Jacob, con la persistencia
inflexible de Elías, podemos presentar nuestras peticiones al Padre,
solicitando todo lo que ha prometido. El honor de su trono está
empeñado en el cumplimiento de su palabra.—
Profetas y Reyes,
116
.
La oración es evidencia de nuestra confianza en Dios
—El
Señor dice: “Invócame en el día de la angustia”.
Salmos 50:15
. Él
nos invita a presentarle lo que nos tiene perplejos y lo que hemos
menester, y nuestra necesidad de la ayuda divina. Nos aconseja ser
constantes en la oración. Tan pronto como las dificultades surgen,
debemos dirigirle nuestras sinceras y fervientes peticiones. Nuestras
oraciones importunas evidencian nuestra vigorosa confianza en Dios.
El sentimiento de nuestra necesidad nos induce a orar con fervor, y