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La Oración
nuestro Salvador, caerá sobre nosotros mientras oremos para pedir
ayuda con que resistir a la tentación. La voz que habló a Jesús dice
a toda alma creyente: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo
contentamiento”.—
El Deseado de Todas las Gentes, 87, 88
.
[88]
Necesitamos luchar con Dios en oración
—¿Haremos avanzar
la obra del Señor en la forma en que él lo ha señalado? ¿Estamos
dispuestos a ser enseñados por Dios? ¿Lucharemos con Dios en
oración? ¿Recibiremos el bautismo del Espíritu Santo? Esto es lo que
necesitamos y podemos tener en este tiempo. Entonces saldremos
con un mensaje del Señor, y la luz de la verdad brillará como un a
lámpara que arde, alcanzando todas partes del mundo. Si caminamos
humildemente con Dios, él caminará con nosotros. Humillemos
nuestras almas, y veremos su salvación.—
The Review and Herald, 1
de julio de 1909
.
Las más grandes victorias se logran con oración ferviente
Jacob prevaleció, porque fue perseverante y decidido. Su experiencia
atestigua el poder de la oración insistente. Este es el tiempo en que
debemos aprender la lección de la oración que prevalece y de la
fe inquebrantable. Las mayores victorias de la iglesia de Cristo
o del cristiano no son las que se ganan mediante el talento o la
educación, la riqueza o el favor de los hombres. Son las victorias
que se alcanzan en la cámara de audiencia con Dios, cuando la fe
fervorosa y agonizante se ase del poderoso brazo de la omnipotencia.
Los que no están dispuestos a dejar todo pecado y buscar seria-
mente la bendición de Dios, no la alcanzarán. Pero todos los que
se afirmen en las promesas de Dios como lo hizo Jacob, y sean tan
vehementes y constantes como lo fue él, alcanzarán el éxito que él
alcanzó.—
Patriarcas y Profetas, 201, 202
.
La alabanza y la gratitud dan poder a nuestras oraciones
¿Consistirán nuestros ejercicios de devoción en pedir y recibir?
¿Estaremos siempre pensando en nuestras necesidades y nunca en
los beneficios que recibimos? ¿Recibiremos las mercedes del Señor,
y nunca le expresaremos nuestra gratitud, nunca lo alabaremos por
lo que ha hecho por nosotros? No oramos demasiado, pero somos
demasiado parsimoniosos en cuanto a dar las gracias. Si la bondad
amante de Dios provocase más agradecimiento y alabanza, tendría-
mos más poder en la oración. Abundaríamos más y más en el amor
de Dios, y él nos proporcionaría más dádivas por las cuales alabarle.
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