Página 125 - Primeros Escritos (1962)

Basic HTML Version

Dificultades en la iglesi
Apreciados Hermanos y Hermanas: Mientras el error progresa
rápidamente, debemos procurar estar despiertos en la causa de Dios,
y darnos cuenta del tiempo en el cual vivimos. Las tinieblas van a
cubrir la tierra, y la obscuridad los pueblos. Y mientras casi todos
los que nos rodean están envueltos en densas tinieblas de error y
engaño, nos incumbe sacudir el estupor y vivir cerca de Dios, donde
podemos recibir divinos rayos de luz y gloria del rostro de Jesús. A
medida que las tinieblas se intensifican y el error aumenta, debemos
obtener un conocimiento más cabal de la verdad y estar preparados
para sostener nuestra posición mediante las Escrituras.
Debemos estar santificados por la verdad, ser completamente
consagrados a Dios, y vivir de tal manera la santidad que profesa-
mos, que el Señor pueda derramar cada vez más luz sobre nosotros,
y podamos ver luz en su luz, y ser fortalecidos con su fortaleza. Cada
momento en que no estamos en guardia nos vemos expuestos a ser
asediados por el enemigo y corremos gran peligro de ser vencidos
[105]
por las potestades de las tinieblas. Satanás manda que sus ángeles
sean vigilantes y derriben a cuantos puedan; que descubran la indo-
cilidad y los vicios dominantes de quienes profesan la verdad. Les
ordena arrojar tinieblas en derredor de ellos, para que dejen de velar,
y sigan una conducta que deshonre la causa que profesan amar y
entristezca a la iglesia. Las almas de estas personas extraviadas, que
no velan, se hunden cada vez más en la obscuridad, y la luz del cielo
se desvanece de ellas. No pueden descubrir sus vicios dominantes, y
Satanás teje su red en derredor de ellas, y son prendidas en su lazo.
Dios es nuestra fortaleza. Debemos buscar en él sabiduría y
dirección, y teniendo en vista su gloria, el bien de la iglesia y la
salvación de nuestras propias almas, debemos vencer nuestros vi-
cios dominantes. Debemos procurar individualmente obtener nueva
victoria cada día. Debemos aprender a permanecer en pie solos y de-
pender por completo de Dios. Cuanto antes aprendamos esto, mejor.
[
De la
Review
del 11 agosto de 1853.
]
121