Página 154 - Primeros Escritos (1962)

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Primeros Escritos
en gloria y clausurarse en la obscuridad. Por el hecho de que una
obra especial del Espíritu era necesaria para preparar a un pueblo
para el primer advenimiento de Cristo, con cuánto mayor motivo
debía suceder lo mismo para el segundo; especialmente si se tiene
en cuenta que los postreros días habían de ser tiempos de peligros
sin precedentes, e iban a presentarse falsos profetas con poder para
hacer grandes señales y prodigios, hasta el punto de seducir, si fuese
posible, a los mismos escogidos. Pero recurramos a la Biblia.
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no
creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen:
En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no
les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”.
Marcos 16:15-18
.
La traducción de Campbell dice: “Estas potestades milagrosas
acompañarán a los creyentes.” Los dones no se habían de limitar a
los apóstoles, sino extenderse a los creyentes. ¿Quiénes los tendrán?
Los que crean. ¿Cuánto tiempo? No hay límites; la promesa alcanza
hasta el último creyente.
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Pero se objeta que esta ayuda fué prometida únicamente a los
apóstoles y a los que creían por la predicación de ellos; que ellos
cumplieron el mandato, establecieron el Evangelio, y que los dones
cesaron con aquella generación. Veamos si el gran mandato terminó
con aquella generación.
Mateo 28:19, 20
. “Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo.”
Que la predicación del Evangelio en cumplimiento de este man-
dato no terminó con la iglesia primitiva, es algo que se desprende de
la promesa: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo.” No dice: Estoy con vosotros, los apóstoles, por doquiera,
hasta los confines de la tierra; sino: Yo estoy con vosotros
todos los
días,
hasta el fin del mundo, o edad. No resulta lícito decir que aquí
se quiere hablar de la edad judaica, porque ésta ya había terminado
en la cruz. Deduzco, pues, que la predicación y la creencia en el
Evangelio primitivo irán siempre acompañadas de la misma ayuda