Página 168 - Primeros Escritos (1962)

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El plan de salvación
El cielo se entristeció al comprender que el hombre estaba per-
dido y que el mundo creado por Dios iba a poblarse de mortales
condenados a la miseria, la enfermedad y la muerte, sin remisión
para el ofensor. Toda la familia de Adán debía morir. Vi al amable
Jesús y contemplé una expresión de simpatía y tristeza en su sem-
blante. Luego lo vi acercarse a la deslumbradora luz que envolvía al
Padre. El ángel que me acompañaba dijo: “Está en íntimo coloquio
con su Padre.” La ansiedad de los ángeles parecía muy viva mientras
Jesús estaba conversando con su Padre. Tres veces quedó envuelto
por la esplendente luz que rodeaba al Padre. La tercera vez salió
de junto al Padre, y fué posible ver su persona. Su semblante era
tranquilo, exento de perplejidad y duda, y resplandecía de amor y
benevolencia inefables. Dijo entonces a los ángeles que se había
hallado un medio para salvar al hombre perdido; que había estado
intercediendo con su Padre, y había ofrecido dar su vida como res-
cate y cargar él mismo con la sentencia de muerte, a fin de que por
su intervención pudiesen los hombres encontrar perdón; para que
por los méritos de la sangre y la obediencia de él a la ley de Dios,
ellos obtuviesen el favor del Padre y volviesen al hermoso huerto
para comer del fruto del árbol de vida.
Al principio los ángeles no pudieron alegrarse, porque su Caudi-
llo no les había ocultado nada, sino que les había declarado explíci-
tamente el plan de salvación. Jesús les dijo que se interpondría entre
la ira de su Padre y el hombre culpable, que soportaría iniquidades
y escarnios, y que muy pocos lo reconocerían como Hijo de Dios.
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Casi todos le odiarían y rechazarían. Dejaría toda la gloria que tuvo
en el cielo, para aparecer en la tierra como hombre, humillándose
como tal, y relacionándose, por una experiencia personal, con las
diversas tentaciones que asediarían a los hombres, a fin de saber
cómo auxiliar a los tentados; y que, por último, una vez cumplida
su misión como maestro, sería entregado en manos de los hombres,
para sufrir cuantas crueldades y tormentos pudiesen inspirar Satanás
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