Página 17 - Primeros Escritos (1962)

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“Hasta aquí cada uno de los detalles de las profecías se ha cum-
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plido de una manera sorprendente, y el principio de las setenta
semanas queda establecido irrefutablemente en el año 457 ant. de
J.C. y su fin en el año 34 de J.C. Partiendo de esta fecha no es difícil
encontrar el término de los 2.300 días. Las setenta semanas—490
días—descontadas de los 2.300 días, quedaban 1.810 días. Con-
cluidos los 490 días, quedaban aún por cumplirse los 1.810 días.
Contando desde 34 de J.C., los 1.810 años alcanzan al año 1844. Por
consiguiente los 2.300 días de [
Daniel 8:14
] terminaron en 1844. Al
fin de este gran período profético, según el testimonio del ángel de
Dios, ‘el santuario’ debía ser ‘purificado.’ De este modo la fecha de
la purificación del santuario—la cual se creía casi universalmente
que se verificaría en el segundo advenimiento de Cristo—quedó
definitivamente establecida.
“Miller y sus colaboradores creyeron primero que los 2.300 días
terminarían en la
primavera
de 1844, mientras que la profecía señala
el
otoño
de ese mismo año. La mala inteligencia de este punto fué
causa de desengaño y perplejidad para los que habían fijado para
la primavera de dicho año el tiempo de la venida del Señor. Pero
esto no afectó en lo más mínimo la fuerza de la argumentación que
demuestra que los 2.300 días terminaron en el año 1844 y que el
gran acontecimiento representado por la purificación del santuario
debía verificarse entonces.
“Al empezar a estudiar las Sagradas Escrituras como lo hizo, para
probar que son una revelación de Dios, Miller no tenía la menor idea
de que llegaría a la conclusión a que había llegado. Apenas podía él
mismo creer en los resultados de su investigación. Pero las pruebas
de la Santa Escritura eran demasiado evidentes y concluyentes para
rechazarlas.
“Había dedicado dos años al estudio de la Biblia, cuando, en
1818, llegó a tener la solemne convicción de que unos veinticin-
co años después aparecería Cristo para redimir a su pueblo.”—
[
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 371-377 (1954)
]
Los creyentes adventistas aguardaban con honda expectación el
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día en que su Señor iba a volver. Consideraban el otoño de 1844
como el momento señalado por la profecía de Daniel. Pero aquellos
consagrados creyentes iban a sufrir un gran chasco. Así como los
discípulos del tiempo de Cristo no comprendieron el carácter exacto