Página 171 - Primeros Escritos (1962)

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El plan de salvación
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pero las carnes le colgaban fláccidas en la cara y las manos. Cuando
lo vi, tenía apoyada la barbilla en la mano izquierda. Parecía estar
muy pensativo. Se le entreabrieron los labios en una sonrisa que
me hizo temblar por lo cargada que estaba de malignidad y satánica
astucia. Así se sonríe siempre que está por asegurarse una víctima, y
cuando la sujeta en sus lazos, esa sonrisa se vuelve horrible.
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