Página 21 - Primeros Escritos (1962)

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cunstancias, recibió una visión en la cual le fué mostrado el traslado
del ministerio de Cristo del lugar santo al santísimo, al fin de los
2.300 años. El relato de esa visión se halla en [
Primeros Escritos,
54-56
].
Con respecto a otra visión que le fué dada poco después de la
que se acaba de mencionar, la Sra. E. G. de White dijo, en una
declaración escrita en abril de 1847: “El Señor me mostró en visión,
hace más de un año, que el Hno. Crozier tiene la luz verdadera acerca
de la purificación del santuario, etc., y que su voluntad [de Dios] es
que el Hno. Crozier escriba en detalle la opinión que nos dió en el
número especial del
Day-Star
del 7 de febrero de 1846. Me siento
plenamente autorizada por el Señor para recomendar ese número
[xix]
especial a todos los santos.”—E. G. de White,
A Word to the Little
Flock
(Una palabra a la pequeña grey), pág. 12. De modo que las
visiones de la mensajera de Dios confirmaron lo descubierto por los
estudiosos de la Biblia.
En años subsiguientes, Elena G. de White escribió mucho con
respecto a la verdad del santuario y su significado para nosotros,
y son muchos los pasajes de
Primeros Escritos
que aluden a esto.
Nótese especialmente el capítulo que principia en la página 250 y
se titula “El santuario.” Al comprender el ministerio de Cristo en el
santuario se obtuvo la clave del misterio que rodeaba al gran chasco.
Pudo verse claramente que el anunció de que se acercaba la hora del
juicio divino se cumplió en los sucesos de 1844, y se comprendió
que debía ejercerse un ministerio en el lugar santísimo del santuario
celestial antes que Cristo viniese a esta tierra.
Durante la proclamación del mensaje adventista se había dado el
mensaje del primer ángel y del segundo, y luego comenzó a procla-
marse el mensaje del tercer ángel. Con esta proclamación empezó a
comprenderse el significado del sábado como día de reposo.
A fin de estudiar cómo principió entre los primeros adventistas la
observancia del sábado, lleguémonos a una pequeña iglesia situada
en la localidad de Wáshington, en el centro del estado de New
Hampshire, entre el de Nueva York por un lado y el de Maine por el
otro. Allí los miembros de una agrupación cristiana independiente
oyeron, en 1843, el mensaje del advenimiento, y lo aceptaron. Era
un grupo fervoroso, y a su seno llegó una hermana bautista del
séptimo día, Raquel Oaks (más tarde Sra. de Preston), quien les dió