Página 213 - Primeros Escritos (1962)

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La conversión de Saulo
Mientras Saulo viajaba hacia Damasco, llevando cartas que le
autorizaban a apresar hombres y mujeres que predicasen a Jesús,
para llevarlos atados a Jerusalén, había en derredor de él ángeles
malos llenos de regocijo. Pero de repente una luz del cielo brilló en
derredor de él, ahuyentó a los malos ángeles y le hizo caer presta-
mente al suelo. Oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué
me persigues?” Saulo preguntó: “¿Quién eres, Señor?” Y el Señor
dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces
contra el aguijón.” Y Saulo, temblando y asombrado dijo: “Señor,
¿qué quieres que yo haga?” Y el Señor dijo: “Levántate y entra en la
ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”
Los hombres que le acompañaban se quedaron atónitos, oyendo
una voz, pero no viendo a nadie. Cuando la luz se disipó y Saulo se
levantó del suelo y abrió los ojos, se encontró totalmente privado
de la vista. La gloria de la luz celestial le había enceguecido. Se
le condujo de la mano hasta Damasco, y estuvo tres días sin ver,
sin comer ni beber. El Señor había enviado su ángel a uno de los
hombres a quienes Saulo esperaba llevar cautivos y le reveló en
visión que debía ir a la calle llamada Derecha, para buscar “en casa
de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha
visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las
manos encima para que recobre la vista.”
Temió Ananías que hubiese algún error en todo esto, y así em-
pezó a relatar al Señor cuanto de Saulo había oído decir. Pero el
Señor respondióle: “Ve, porque instrumento escogido me es éste, pa-
ra llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los
hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer
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por mi nombre.” Ananías siguió las indicaciones del Señor y entró
en la casa, y poniendo las manos sobre el hombre designado, dijo:
“Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por
donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno
del Espíritu Santo.”
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