Página 214 - Primeros Escritos (1962)

Basic HTML Version

210
Primeros Escritos
Inmediatamente recobró Saulo la vista, levantóse y fué bautiza-
do. Después enseñó en la sinagoga que Jesús era verdaderamente
el Hijo de Dios. Cuantos le oían estaban atónitos y preguntaban:
“¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este
nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales
sacerdotes?” Pero Saulo se esforzaba tanto más, y confundía a los
judíos, que volvieron a estar turbados. Todos conocían la oposición
anterior de Saulo contra Jesús y su celo en perseguir y entregar a
la muerte a cuantos creían en su nombre; por esto, su milagrosa
conversión convenció a muchos de que Jesús era el Hijo de Dios.
Saulo refería sus experiencias con el poder del Espíritu Santo. Había
estado persiguiendo a muerte a los cristianos, hombres y mujeres,
a quienes prendía y encarcelaba, cuando en el camino a Damasco
le rodeó súbitamente una esplendorosa luz del cielo y Jesús se le
apareció revelándole que era el Hijo de Dios.
Las valientes predicaciones de Saulo ejercieron grandísima in-
fluencia. Conocía las Escrituras, y después de su conversión, vió
brillar una luz divina sobre las profecías concernientes a Jesús, lo
cual le habilitó para presentar clara y osadamente la verdad y corre-
gir cualquier perversión de las Escrituras. Como el Espíritu de Dios
descansaba sobre él, presentaba con claridad y fuerza a sus oyentes
las profecías hasta el tiempo del primer advenimiento de Cristo y
les mostraba que se habían cumplido las Escrituras que se referían a
sus sufrimientos, muerte y resurrección.
[202]