Página 230 - Primeros Escritos (1962)

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Primeros Escritos
mira con satisfacción. Satanás sabía que si este error era recibido,
Dios sería odiado por muchos, en vez de ser amado y adorado; y que
muchos se verían inducidos a creer que las amenazas de la Palabra
de Dios no habían de cumplirse literalmente, porque sería contrario
a su carácter de benevolencia y amor hundir en tormentos eternos a
los seres a quienes creó.
Otro extremo que Satanás hizo adoptar por la gente es el de pasar
por alto en absoluto la justicia de Dios y las amenazas de su Palabra,
al representarle como un ser que es todo misericordia, de manera
que nadie ha de perecer, sino que todos, santos y pecadores, serán al
fin salvos en su reino.
Como consecuencia de los errores populares de la inmortalidad
del alma y de los tormentos eternos, Satanás saca ventajas de otra
clase de personas y la induce a considerar la Biblia como un libro
que no es inspirado. Piensan que enseña muchas cosas buenas; pero
no pueden fiar en ella ni amarla, porque se les ha enseñado que
presenta la doctrina del tormento eterno.
Otra clase es llevada aún más lejos por Satanás: a negar la exis-
tencia de Dios. No pueden admitir que sea consecuente con el ca-
rácter del Dios de la Biblia el que inflija horribles torturas por toda
la eternidad a una porción de la familia humana. Por lo tanto niegan
la Biblia y a su Autor y consideran la muerte como un sueño eterno.
Hay otra clase todavía que está llena de miedo y timidez. A
éstos Satanás los tienta a cometer pecado, y después que lo han
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cometido les recalca que la paga del pecado no es la muerte, sino
la vida en horribles tormentos que se habrán de soportar durante
las edades sin fin de la eternidad. Al magnificar así ante sus mentes
apocadas los horrores de un infierno inacabable, se posesiona de sus
ánimos, y ellos pierden la razón. Entonces Satanás y sus ángeles se
regocijan, y el incrédulo y ateo se dan la mano para cubrir de oprobio
el cristianismo. Sostienen que esos males son resultados naturales
de creer en la Biblia y en su Autor, cuando son la consecuencia de
haber recibido una herejía popular.
Vi que la hueste celestial se llenaba de indignación al ver esta
obra atrevida de Satanás. Pregunté por qué se toleraba que todos
estos engaños produjesen sus efectos en la mente humana cuando
los ángeles de Dios eran poderosos y, si se les ordenara, les sería
fácil quebrantar el poder del enemigo. Entonces vi que Dios sabía