Página 231 - Primeros Escritos (1962)

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La muerte no es tormento eterno
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que Satanás iba a ensayar todas sus artes para destruir al hombre.
Por esto había hecho escribir su Palabra y presentado sus propósitos
acerca de la raza humana con tanta claridad que los más débiles no
necesitasen errar. Después de haber dado su Palabra al hombre, la
había preservado cuidadosamente de la destrucción por Satanás y sus
ángeles, o por cualquiera de sus agentes o representantes. Mientras
que otros libros podían ser destruídos, éste había de ser inmortal.
Y al acercarse el fin del tiempo, cuando los engaños de Satanás
aumentarían, iba a multiplicarse de tal manera que todos los que lo
deseasen pudiesen obtener un ejemplar, y si querían, podían armarse
contra los engaños y los prodigios mentirosos de Satanás.
Vi que Dios había guardado en forma especial la Biblia; sin em-
bargo cuando los ejemplares de ella eran pocos, hubo sabios que en
algunos casos cambiaron las palabras, pensando que estaban hacien-
do más claro su sentido, cuando en realidad estaban confundiendo
lo que era claro e inclinándolo hacia sus opiniones establecidas, que
eran gobernadas por la tradición. Pero vi que la Palabra de Dios, en
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conjunto, es una cadena perfecta, de la cual una porción se vincula
con la otra y la explica. Los verdaderos buscadores de la verdad no
necesitan errar; porque no sólo es la Palabra de Dios clara y sencilla
al presentar el camino de la vida, sino que el Espíritu Santo es dado
como guía para comprender el camino de la vida en ella revelado.
Vi que los ángeles de Dios nunca han de controlar la voluntad.
Dios pone delante del hombre la vida y la muerte. El puede elegir.
Muchos desean la vida, pero siguen andando en el camino ancho.
Escogen rebelarse contra el gobierno de Dios, no obstante la gran
misericordia y compasión que él manifestó al dar a su Hijo para que
muriese por ellos. Los que no escogen aceptar la salvación compra-
da a precio tan alto, deben ser castigados. Pero vi que Dios no los
encerrará en un infierno para que sufran eternamente, ni tampoco los
llevará al cielo; porque introducirlos en la compañía de los puros y
santos sería hacerlos excesivamente miserables. Pero él los destruirá
por completo para que sean como si nunca hubiesen existido; enton-
ces su justicia estará satisfecha. Formó al hombre con el polvo de la
tierra, y los desobedientes y profanos serán consumidos por fuego
y volverán a ser polvo. Vi que la benevolencia y la compasión de
Dios en este asunto debieran inducir a todos a admirar su carácter y