Página 265 - Primeros Escritos (1962)

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El mensaje del tercer ángel
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la amonestación, y honraron a Dios guardando su día de reposo
santificado.
Muchos de los que aceptaban el tercer mensaje no habían tenido
experiencia en los dos anteriores. Satanás comprendió esto, y fijó en
ellos su ojo maligno para vencerlos; pero el tercer ángel dirigía la
atención de ellos hacia el lugar santísimo, y los que habían tenido
experiencia en los mensajes anteriores les indicaban el camino del
santuario celestial. Muchos percibieron el perfecto eslabonamiento
de verdades en los mensajes angélicos, y aceptándolos gozosamente
uno tras otro, siguieron al Señor por la fe en el santuario celeste.
Estos mensajes me fueron representados como un áncora para el
pueblo de Dios. Quienes los comprendan y acepten quedarán libres
de verse arrastrados por los muchos engaños de Satanás.
Después del gran chasco de 1844, Satanás y sus ángeles estu-
vieron muy atareados poniendo asechanzas para perturbar la fe del
cuerpo de creyentes. Afectó la mente de personas que habían tenido
experiencia en los mensajes, y que aparentaban humildad. Algunos
señalaban como futuro el cumplimiento de los mensajes del primer
ángel y del segundo, mientras que otros lo asignaban a un tiempo
lejano en el pasado, y declaraban que ya habían sido cumplidos.
Estos adquirieron influencia sobre la mente de los inexpertos y per-
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turbaron su fe. Algunos escudriñaban la Biblia para fortalecer su fe
en forma independiente del cuerpo de creyentes. Satanás se regoci-
jaba de todo esto; porque sabía que a aquellos que se separasen del
ancla podría afectarlos mediante diferentes errores y conseguir que
diversos vientos de doctrina los llevasen de un lugar a otro. Muchos
de los que habían dirigido la proclamación del primer mensaje y
del segundo los negaban ahora, y en todo el cuerpo había división y
confusión.
Mi atención fué entonces dirigida a Guillermo Miller. Parecía
perplejo y postrado por la ansiedad y la angustia que sentía por su
pueblo. La agrupación que había estado unida y llena de amor en
1844 estaba perdiendo su afecto, oponiéndose sus miembros unos a
otros, y cayendo en una condición de frialdad y apostasía. Cuando
él veía esto, el pesar roía sus fuerzas. Vi que ciertos dirigentes le
vigilaban, temerosos de que recibiese el mensaje del tercer ángel
y los mandamientos de Dios. Y cuando él se inclinaba hacia la
luz del cielo, esos hombres maquinaban algún plan para desviar