Página 306 - Primeros Escritos (1962)

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Primeros Escritos
“Todos entramos, con el sentimiento de que teníamos perfecto
derecho a estar en la ciudad.”Pág. 17.
“Vimos el árbol de la vida y el trono de Dios.”Pág. 17.
“Con Jesús al frente, descendimos todos de la ciudad a la tie-
rra.”Pág. 17.
“Cuando íbamos a entrar en el santo templo...”Pág. 19.
“No
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me es posible describir las maravillas que vi.”Pág. 19.
Después de la visión, podía recordar mucho de lo que se le había
mostrado, pero lo que era secreto y no había de ser revelado, no
podía recordarlo. Como parte de lo que sucederá cuando el pueblo
de Dios sea librado (pág. 285), oyó anunciar “el día y la hora de la
venida de Jesús.” Pero acerca de esto, ella escribió más tarde:
“No tengo la menor noción del tiempo mencionado por la voz
de Dios. Oí proclamar la hora, pero después que salí de la visión no
tuve el menor recuerdo de esa hora. Pasaron delante de mí escenas
de interés tan emocionante y solemne que ningún lenguaje resul-
ta adecuado para describirlas. Todo eso era para mí una viviente
realidad.”—E. G. de White, carta 38, 1888, publicada en.
Selected
Messages 1:76
.
El hecho de que pareciese participar en ciertos eventos no ofrecía
garantía alguna de que hubiese de estar en el escenario cuando los
eventos se desarrollaran.
Página 17.
Los Hnos. Fitch y Stockman
—En la narración de
su primera visión, la Sra. de White se refiere a los “Hnos. Fitch y
Stockman” como a personas con quienes se encontró y conversó
en la Nueva Jerusalén. Ambos eran pastores a quienes ella había
conocido, pues habían tomado parte activa en el anunció del esperado
advenimiento de Cristo; pero ambos habían fallecido poco antes del
chasco sufrido el 22 de octubre de 1844.
El ministro presbiteriano Carlos Fitch aceptó el mensaje adven-
tista por la lectura de las conferencias de Guillermo Miller y por
su trato con Josías Litch. Se dedicó de todo corazón a proclamar la
esperada venida de Cristo al fin de los 2300 años, y llegó a ser un
dirigente destacado en el despertar adventista. En 1842 diseñó el
cartel profético usado tan eficazmente, que se menciona en
Primeros
Escritos,
según se lee en la página 74. Murió apenas una semana an-
tes del 22 de octubre de 1844. Su muerte se debió a una enfermedad
contraída al exponerse excesivamente al frío mientras oficiaba en