Página 309 - Primeros Escritos (1962)

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Apéndice
305
Páginas 42-45.
La puerta abierta y cerrada
—Cuando, en
El
Conflicto de los Siglos,
la Sra. de White considera el gran movi-
miento adventista y el chasco del 22 de octubre de 1844, se refiere a
ciertas conclusiones asumidas inmediatamente después del chasco
y menciona una que se sostuvo por un breve plazo, a saber, que “la
puerta de la misericordia estaba cerrada.” Pero hace notar que “una
luz más viva surgió del estudio de la cuestión del santuario.” Véase
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 482
, edición de 1954
o siguientes, y todo el capítulo 25.
Con referencia a su propia relación personal con este asunto,
ella escribió en 1874 que “nunca había tenido una visión según la
cual ya no se convertirían más pecadores.” Ni tampoco enseñó ella
jamás tal opinión. En otra ocasión escribió: “La luz que me dió el
Señor fué lo que corrigió nuestro error y nos habilitó para percibir
la opinión correcta.”.
Selected Messages 1:74, 63
.
Páginas 43-45 y 86.
Golpes misteriosos en Nueva York y Roches-
ter
—Se alude aquí a incidentes relacionados con los comienzos del
espiritismo moderno. En 1848, se oyeron golpes misteriosos en la
casa de la familia Fox en Hydesville, localidad situada a unos 55
kilómetros al este de la ciudad de Rochester, estado de Nueva York.
En aquella época, mientras se hacían diversas conjeturas acerca de
lo que pudiera causar los ruidos, Elena de White, basada en la visión
por la cual se le había indicado que se trataba de una manifestación
espiritista, anunció que estos fenómenos iban a desarrollarse rápi-
damente y que, en nombre de la religión, adquirirían popularidad
y engañarían a muchísimos, al punto de desarrollarse en la obra
maestra del engaño satánico de los últimos días.
Página 50.
Mensajeros sin mensaje
—Esta idea aparece en el
relato de una visión dada a Elena de White el 26 de enero de 1850.
En aquel tiempo los adventistas observadores del sábado no estaban
organizados en iglesia. Casi todos temían que cualquier clase de
organización eclesiástica introdujera el formalismo entre los cre-
yentes. Pero con el transcurso del tiempo, comenzaron a penetrar
elementos discordantes en las filas. Por intermedio de Elena G. de
White, llegaron mensajes de advertencia, y paso a paso los adventis-
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tas observadores del sábado fueron inducidos a adoptar formas de
organización eclesiástica. Como resultado, los grupos de creyentes
fueron estrechando filas como nunca antes, y se ideó un modo de