Página 312 - Primeros Escritos (1962)

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Primeros Escritos
si bien procuraban protegerse de las interpretaciones distorsionadas
que algunos daban a la Biblia y de cualesquiera extremismos fanáti-
cos. Distinguían claramente los privilegios y las obligaciones que
entrañaba la cena del Señor, que él mismo había establecido para su
iglesia. Existían ciertas dudas acerca del lavamiento de los pies y
del beso santo. En esta visión, el Señor dió acerca de ciertos detalles
delicados, aclaraciones que iban a guiar y custodiar a la naciente
iglesia.
En lo que se refería a la frecuencia con que debieran observarse
los ritos de humildad y la cena del Señor, algunos insistían en que
bastaba una vez al año, pero fueron dadas instrucciones en el sentido
de que la cena del Señor debiera practicarse con más frecuencia.
Hoy la Iglesia sigue el plan de observar los ritos cuatro veces al año.
Se dieron consejos acerca del lavamiento de los pies. Aparen-
temente, había algunas divergencias de opinión acerca de cómo se
debía proceder. Algunos habían obrado de manera poco juiciosa, y
esto había resultado en “confusión.” Fué aconsejado que este rito se
cumpliera con decoro y reserva, a fin de no despertar prejuicios. Hu-
bo quienes indagaron si era propio que hombres y mujeres se lavaran
los pies unos a otros. Con respecto a esto, Elena de White presentó
evidencias bíblicas que parecerían indicar que—aparentemente en
ciertas circunstancias—no sería impropio que una mujer lavase los
pies de un hombre, pero dió un consejo contrario a que un hombre
lavase los pies de una mujer.
Acerca del beso santo, declara el
SDA Bible Commentary
(“Co-
mentario Bíblico Adventista del Séptimo Día”):
[304]
“En el Oriente especialmente, el beso era una manera común de
expresar amor y amistad en un saludo. Véase
Lucas 7:45
;
Hechos
20:37
. El beso santo, o sea también el “ósculo de caridad” (
1 Pedro
5:14
) era un símbolo del afecto cristiano. Parece haberse difundido
entre los cristianos primitivos la costumbre de cambiar ese saludo en
ocasión de la cena del Señor (Justino Mártir,
Primera Apología,
65).
Ciertos escritos ulteriores indican que no era costumbre dar este “be-
so santo” a un miembro del sexo opuesto
(Apostolic Constitutions,
ii. 57; vii. 11).”—
SDA Bible Commentary, págs 257, 258
.
Parece haber sido costumbre entre los primeros adventistas ob-
servadores del sábado intercambiar el beso santo en ocasión del rito
de humildad. No hay referencia expresa a que se hubiesen cometi-