Página 62 - Primeros Escritos (1962)

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Primeros Escritos
pero mientras aflojaban las manos y cuando los cuatro vientos iban a
soplar, los misericordiosos ojos de Jesús vieron al pueblo remanente
todavía sin sellar, y alzando las manos hacia su Padre intercedió
con él, recordándole que había derramado su sangre por ellos. En
consecuencia se le mandó a otro ángel que fuera velozmente a decir
a los cuatro que retuvieran los vientos hasta que los siervos de Dios
fuesen sellados en la frente con el sello de Dios.
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