Página 79 - Primeros Escritos (1962)

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El deber frente al tiempo de angustia
El Señor me ha mostrado repetidas veces que sería contrario a la
Biblia el hacer cualquier provisión para nuestras necesidades tempo-
rales durante el tiempo de angustia. Vi que si los santos guardaran
alimentos almacenados o en el campo en el tiempo de angustia,
cuando hubiese en la tierra guerra, hambre y pestilencia, manos
violentas se los arrebatarían y extraños segarían sus campos. Será
entonces tiempo en que habremos de confiar por completo en Dios,
y él nos sostendrá. Vi que nuestro pan y nuestras aguas nos estarán
asegurados en aquel tiempo, y no sufriremos escasez ni hambre;
porque Dios puede preparar mesa para nosotros en el desierto. Si
fuese necesario, mandaría cuervos para que nos alimentasen, como
alimentó a Elías, o haría bajar maná del cielo, como lo hizo en favor
de los israelitas.
En el tiempo de angustia, de nada les valdrán a los santos las
casas ni las tierras, porque entonces tendrán que huir delante de
turbas enfurecidas, y en aquel entonces no podrán deshacerse de
sus bienes para hacer progresar la causa de la verdad presente. Me
fué mostrado que la voluntad de Dios es que, antes que venga el
tiempo de angustia, los santos se libren de cuanto los estorbe y hagan
pacto con Dios por medio de sacrificio. Si ponen sus propiedades
sobre el altar y preguntan fervorosamente a Dios cuál es su deber, les
enseñará cuándo habrán de deshacerse de aquellas cosas. Entonces
estarán libres en el tiempo de angustia y no habrá trabas que los
detengan.
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Vi que si algunos se aferraban a sus propiedades y no pregun-
taban al Señor en qué consistía su deber, él no se lo hará conocer
y les permitirá conservar sus propiedades, pero en el tiempo de an-
gustia éstas se levantarán delante de ellos como una montaña para
aplastarlos, y ellos tratarán de deshacerse de ellas, pero no podrán.
Oí a algunos lamentarse así: “La causa languidecía, los hijos de
Dios morían por carecer de la verdad, y nosotros no hicimos es-
fuerzos para suplir la falta; ahora nuestras propiedades no tienen
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