Página 87 - Primeros Escritos (1962)

Basic HTML Version

La marca de la béstia
En una visión dada el 27 de junio de 1850, mi ángel acompañante
dijo: “El tiempo está casi agotado. ¿Reflejáis como debierais hacerlo
la hermosa imagen de Jesús?” Luego se me señaló la tierra y vi que
era necesario realizar preparativos entre aquellos que han abrazado
últimamente el mensaje del tercer ángel. Dijo el ángel: “¡Preparaos,
preparaos, preparaos! Tendréis que morir mucho más al mundo de
lo que habéis muerto hasta aquí.” Vi que tenían una obra que hacer
y poco tiempo en que hacerla.
Luego vi que las siete postreras plagas iban a ser derramadas
pronto sobre aquellos que no tienen refugio; y sin embargo el mundo
las consideraba como si no tuvieran más importancia que otras tantas
gotas de agua a punto de caer. Se me capacitó después para soportar
el terrible espectáculo de las siete últimas plagas, la ira de Dios.
Vi que esa ira era espantosa y terrible, y que si él extendiese la
mano, o la levantase con ira, los habitantes del mundo serían como
si nunca hubiesen existido, o sufrirían llagas incurables y plagas
marchitadoras que caerían sobre ellos, y no hallarían liberación,
[65]
sino que serían destruidos por ellas. El terror se apoderó de mí, y
caí sobre mi rostro delante del ángel y le rogué que quitase ese
espectáculo, que lo ocultase de mí, porque era demasiado espantoso.
Entonces comprendí, como nunca antes, la importancia que tiene
el escudriñar la Palabra de Dios cuidadosamente, para saber cómo
escapar a las plagas que, según declara la Palabra, caerán sobre
todos los impíos que adoren la bestia y su imagen, y reciban su
marca en su frente y en sus manos. Me llenaba de gran asombro que
hubiese quienes pudiesen transgredir la ley de Dios y pisotear su
santo sábado, cuando estas violaciones han sido denunciadas con
amenazas tan pavorosas.
El papa cambió el día de reposo del séptimo al primer día de la
semana. El pensó cambiar el mandamiento que fué dado al hombre
para que se acordase de su Creador. Pensó cambiar el mayor man-
damiento del Decálogo y hacerse así igual a Dios o aun exaltarse
83