Página 108 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
pruebas estrictas y reveladoras cómo Dios disciplina a sus siervos.
Él ve que algunos tienen aptitudes que pueden usarse en el progreso
de su obra, y los somete a pruebas. En su providencia, los coloca en
situaciones que prueban su carácter, y revelan defectos y debilidades
que estaban ocultos para ellos mismos. Les da la oportunidad de
corregir estos defectos, y de prepararse para su servicio. Les muestra
sus propias debilidades, y les enseña a depender de él; pues él es
su única ayuda y salvaguardia. Así se alcanza su propósito. Son
educados, adiestrados, disciplinados y preparados a fin de cumplir el
gran propósito para el cual recibieron sus capacidades. Cuando Dios
los llama a trabajar, están listos, y los ángeles pueden ayudarlos en
la obra que debe hacerse en la tierra.
Durante su permanencia en Egipto, Abraham dio evidencias de
que no estaba libre de la imperfección y la debilidad humanas. Al
ocultar el hecho de que Sara era su esposa, reveló desconfianza en
el amparo divino, una falta de esa fe y ese valor elevadísimos tan
noble y frecuentemente manifestados en su vida. Sara era una “mujer
hermosa de vista”, y Abraham no dudó de que los egipcios de piel
oscura codiciarían a la hermosa extranjera, y que para conseguirla,
no tendrían escrúpulos en matar a su esposo. Razonó que no mentía
al presentar a Sara como su hermana; pues ella era hija de su padre,
aunque no de su madre. Pero este ocultamiento de la verdadera
relación que existía entre ellos era un engaño. Ningún desvío de la
estricta integridad puede merecer la aprobación de Dios. A causa
de la falta de fe de Abraham, Sara estuvo en gran peligro. El rey de
Egipto, habiendo oído hablar de su belleza, la hizo llevar a su palacio,
pensando hacerla su esposa. Pero el Señor, en su gran misericordia,
protegió a Sara, enviando plagas sobre la familia real. Por este medio
supo el monarca la verdad del asunto, e indignado por el engaño de
que había sido objeto, devolvió su esposa a Abraham reprendiéndole
así: “Qué es esto que has hecho conmigo? [...] ¿Por qué dijiste: “Es
mi hermana”, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer?
Ahora, pues, aquí está tu mujer; tómala y vete”.
Génesis 12:11, 18,
19
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Abraham había sido muy favorecido por el rey; y aun ahora el
faraón no permitió que le hicieran daño a él o a su compañía, sino
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que ordenó que una guardia los condujera con seguridad fuera de sus
dominios. En ese tiempo se promulgaron leyes que prohibían a los