Página 119 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

Basic HTML Version

Abraham en Canaán
115
naturaleza pura e inmaculada, Cristo manifestó hacia el pecador un
amor que únicamente la bondad infinita pudo concebir. En la agonía
de la crucifixión, él mismo, cargado con el espantoso peso de los
pecados del mundo, oró por sus vilipendiadores y asesinos: “Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Lucas 23:34
.
De Abraham está escrito que “fue llamado amigo de Dios”,
“padre de todos los creyentes”.
Santiago 2:23
;
Romanos 4:11
. El
testimonio de Dios acerca de este fiel patriarca es: “Oyó Abraham
[120]
mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y
mis leyes”. Y en otro lugar dice: “Yo lo he conocido, sé que mandará
a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de
Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre
Abraham lo que ha hablado acerca de él”.
Génesis 26:5
;
18:19
.
Fue un gran honor para Abraham ser el padre del pueblo que
durante siglos había sido guardián y preservador de la verdad de
Dios para el mundo, de aquel pueblo por medio del cual todas las
naciones de la tierra iban a ser bendecidas con el advenimiento del
Mesías prometido. El que llamó al patriarca lo consideró digno. Es
Dios el que habla. El que entiende los pensamientos desde antes y
desde muy lejos y justiprecia a los hombres, dice: “Lo he conocido”.
En lo que tocaba a Abraham, no traicionaría la verdad por motivos
egoístas. Guardaría la ley y se conduciría recta y justamente. Y no
solo temería al Señor, sino que también cultivaría la religión en su
hogar. Instruiría a su familia en la justicia. La ley de Dios sería la
norma de su hogar.
La familia de Abraham comprendía más de mil almas. Los que
por sus enseñanzas eran inducidos a adorar al Dios único encon-
traban un hogar en su campamento; y allí, como en una escuela,
recibían una instrucción que los preparaba para ser representantes de
la verdadera fe. Así que pesaba sobre Abraham una gran responsa-
bilidad. Educaba a los padres de familia, y sus métodos de gobierno
eran puestos en práctica en las casas que ellos presidían.
En la antigüedad el padre era el jefe y el sacerdote de su propia
familia, y ejercía autoridad sobre sus hijos, aun después de que
estos tenían sus propias familias. Sus descendientes aprendían a
considerarlo como su jefe, tanto en los asuntos religiosos como en
los seculares. Abraham trató de perpetuar este sistema patriarcal
de gobierno, pues tendía a conservar el conocimiento de Dios. Era