Página 125 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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La prueba de la fe
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y ponte sumisa bajo de su mano”. No obstante, con el reproche se
mezclaron palabras de consolación. “Oído ha Jehová tu aflicción”.
“Multiplicaré tanto tu descendencia, que por ser tanta no podrá
ser contada”.
Génesis 16:10
. Y como recordatorio perpetuo de su
misericordia, se le mandó que llamara a su hijo Ismael, o sea: “Dios
oirá”.
Cuando Abraham tenía casi cien años, se le repitió la promesa
de un hijo, y se le aseguró que el futuro heredero sería hijo de Sara.
Pero Abraham todavía no había comprendido la promesa. En segui-
da pensó en Ismael, aferrado a la creencia de que por medio de él
se habían de cumplir los propósitos misericordiosos de Dios. En su
afecto por su hijo exclamó: “Ojalá viva Ismael delante de ti”. Nue-
vamente se le dio la promesa en palabras inequívocas: “Ciertamente
Sara, tu mujer, te dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Isaac.
Confirmaré mi pacto con él”.
Génesis 17:19
. Sin embargo, Dios se
acordó también de la oración del padre. “Y en cuanto a Ismael -dijo-,
también te he oído. Lo bendeciré, [...] y haré de él una gran nación”.
Génesis 17:20
.
El nacimiento de Isaac, al traer, después de una espera de toda la
vida, el cumplimiento de las más caras esperanzas de Abraham y de
Sara, llenó de felicidad su campamento. Pero para Agar representó
el fin de sus más caras ambiciones. Ismael, ahora adolescente, había
sido considerado por todo el campamento como el heredero de las
riquezas de Abraham, así como de las bendiciones prometidas a
sus descendientes. Ahora era repentinamente puesto a un lado; y
en su desengaño, madre e hijo odiaron al hijo de Sara. La alegría
general aumentó sus celos, hasta que Ismael se atrevió a burlarse
abiertamente del heredero de la promesa de Dios.
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Sara vio en la inclinación turbulenta de Ismael una fuente perpe-
tua de discordia, y le pidió a Abraham que expulsara del campamento
a Ismael y a Agar. El patriarca se llenó de angustia. ¿Cómo podría
desterrar a Ismael, su hijo, a quien amaba profundamente? En su
perplejidad, Abraham pidió la dirección divina. Mediante un santo
ángel, el Señor le ordenó que accediera a la petición de Sara; que
su amor por Ismael o Agar no debía interponerse, pues únicamente
así podría restablecer la armonía y la felicidad en su familia. Y el
ángel le dio la promesa consoladora de que aunque viviera separado
del hogar de su padre, Ismael no sería abandonado por Dios; su vida