Página 131 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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La prueba de la fe
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corazón. Sabía que Dios es justo y recto en todos sus requerimientos,
y obedeció el mandato al pie de la letra.
“Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue lla-
mado amigo de Dios”.
Santiago 2:23
. San Pablo dice: “Sabed, por
tanto, que los que tienen fe, estos son hijos de Abraham”.
Gálatas
[132]
3:7
. Pero la fe de Abraham se manifestó por sus obras. “¿No fue
justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a
su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con
sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?”.
Santiago 2:21,
22
.
Son muchos los que no comprenden la relación que existe entre
la fe y las obras. Dicen: “Cree solamente en Cristo, y estarás seguro.
No tienes necesidad de guardar la ley”. Pero la verdadera fe se
manifiesta mediante la obediencia. Cristo dijo a los judíos incrédulos.
“Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais”.
Juan
8:39
. Y tocante al padre de los fieles el Señor declara: “Oyó Abraham
mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y
mis leyes”.
Génesis 26:5
. El apóstol Santiago dice: “Así también la
fe, si no tiene obras, está completamente muerta”.
Santiago 2:17
.
Y Juan, que habla tan minuciosamente sobre el amor, nos dice:
“Este es el amor a Dios: que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos”.
1 Juan 5:3
.
Mediante símbolos y promesas, Dios “evangelizó antes a
Abraham”.
Gálatas 3:8
. Y la fe del patriarca se fijó en el Redentor
que había de venir. Cristo dijo a los judíos: “Abraham, vuestro padre,
se gozó de que había de ver mi día; y lo vio y se gozó”.
Juan 8:56
.
El carnero ofrecido en lugar de Isaac representaba al Hijo de Dios,
que había de ser sacrificado en nuestro lugar. Cuando el hombre
estaba condenado a la muerte por su transgresión de la ley de Dios,
el Padre, mirando a su Hijo, dijo al pecador: “Vive, he hallado un
rescate”.
Dios mandó a Abraham a sacrificar a su único hijo, no tan solo
para probar su fe, sino también para grabar en la mente del patriarca
la verdad del evangelio. La agonía que sufrió durante los aciagos
días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera
por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio que haría
por el Dios infinito en favor de la redención del hombre. Ninguna