Página 21 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

Basic HTML Version

El origen del mal
17
del Padre y del Hijo. Pero Lucifer tenía otro engaño preparado. El
poderoso rebelde declaró entonces que los ángeles que se le habían
unido habían ido demasiado lejos para retroceder, que él estaba bien
enterado de la ley divina, y que sabía que Dios no los perdonaría.
[19]
Declaró que todos aquellos que se sometieran a la autoridad del
cielo serían despojados de su honra y degradados. En cuanto a él se
refería, estaba dispuesto a no reconocer nunca más la autoridad de
Cristo. Manifestó que la única salida que les quedaba a él y a sus
seguidores era declarar su libertad, y obtener por medio de la fuerza
los derechos que no se les quiso otorgar de buen grado.
En lo que concernía a Satanás mismo, era cierto que ya había
ido demasiado lejos en su rebelión para retroceder. Pero no ocurría
lo mismo con aquellos que habían sido cegados por sus engaños.
Para ellos el consejo y las súplicas de los ángeles leales abrían una
puerta de esperanza; y si hubieran atendido la advertencia, podrían
haber escapado del lazo de Satanás. Pero permitieron que el orgullo,
el amor a su jefe y el deseo de libertad ilimitada los dominasen por
completo, y los ruegos del amor y la misericordia divinos fueron
finalmente rechazados.
Dios permitió que Satanás continuara con su obra hasta que
el espíritu de desafecto se transformó en una activa rebelión. Era
necesario que sus planes se desarrollaran en toda su plenitud, para
que su verdadera naturaleza y tendencia fueran vistas por todos.
Como querubín ungido, Lucifer, había sido altamente exaltado; era
muy amado por los seres celestiales, y su influencia sobre ellos era
poderosa. El gobierno de Dios incluía no solo a los habitantes del
cielo sino también los de todos los mundos que había creado; y
Lucifer llegó a la conclusión de que si pudiera arrastrar a los ángeles
celestiales en su rebelión, podría también arrastrar a todos los mun-
dos. Él había presentado su punto de vista astutamente, haciendo uso
de sofismas y engaños para lograr sus fines. Su poder para engañar
era enorme. Disfrazándose con un manto de mentira, había obtenido
una ventaja. Todo cuanto hacía estaba tan revestido de misterio que
era muy difícil revelar a los ángeles la verdadera naturaleza de su
obra. Hasta que esta no estuviera plenamente desarrollada, no podría
manifestarse cuán mala era ni su desafecto sería visto como rebelión.
Aun los ángeles leales no podían discernir bien su carácter, ni ver
adonde se encaminaba su obra.