Página 240 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
que todas las naciones conocieran que los hebreos, a quienes ellos
habían despreciado y oprimido, estaban bajo la protección del cielo.
Moisés advirtió al monarca de que si se empeñaba en su obstina-
ción, se enviaría una plaga de langostas, que cubrirían la faz de la
tierra, y comerían todo lo verde que aun quedaba; llenarían las casas,
y aun el palacio mismo; tal plaga sería, dijo, “cual nunca vieron tus
padres ni tus abuelos, desde que ellos aparecieron sobre la tierra
hasta hoy”.
Los consejeros del faraón quedaron horrorizados. La nación
había sufrido una gran pérdida con la muerte de su ganado. Mucha
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gente murió por el granizo. Los bosques estaban desgajados, y las
cosechas destruidas. Rápidamente perdían todo lo que habían ganado
con el trabajo de los hebreos. Toda la tierra estaba amenazada por el
hambre. Los príncipes y los cortesanos se agolparon alrededor del
rey, y airadamente preguntaron: “¿Hasta cuándo será este hombre
una amenaza para nosotros? Deja ir a estos hombres, para que sirvan
a Jehová, su Dios. ¿Acaso no sabes todavía que Egipto está ya
destruido?”
Se llamó nuevamente a Moisés y a Aarón, y el monarca les dijo:
“Andad, servid a Jehová, vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de
ir?”
La respuesta fué: “Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros
viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas
y con nuestras vacas hemos de ir, porque es nuestra fiesta solemne
para Jehová”.
El rey se llenó de ira. “Él les dijo: “¡Así sea Jehová con vosotros!
¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros niños? ¡Mirad
cómo el mal está delante de vuestro rostro! No será así; id ahora
vosotros los hombres y servid a Jehová, pues esto es lo que vosotros
pedisteis”. Y los echaron de la presencia del faraón”.
El monarca había tratado de destruir a los israelitas mediante
trabajos forzados, pero ahora aparentaba tener profundo interés en
su bienestar y tierno cuidado por sus pequeñuelos. Su verdadero
objeto era retener a las mujeres y los niños como garantía del regreso
de los hombres.
Moisés entonces extendió su vara por sobre la tierra, y sopló un
viento del este, y trajo langostas. “en tan gran cantidad como no la