Página 253 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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El Éxodo
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Se interpuso como muralla de tinieblas entre los perseguidos y los
perseguidores. Los egipcios no podían ver el campamento de los
hebreos, y se vieron obligados a detenerse. Pero a medida que la
oscuridad de la noche se espesaba, la muralla de nube se convirtió en
una gran luz para los hebreos, llenando todo el campamento con un
resplandor semejante a la luz del día. Entonces volvió la esperanza
a los corazones de los israelitas. Moisés levantó su voz a Dios. Y
el Señor le dijo: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel
que marchen. Y tú, alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y
divídelo, para que entren los hijos de Israel por medio de la mar en
seco”.
El salmista describiendo el cruce del mar por Israel, cantó:
“En el mar fue tu camino
y tus sendas en las muchas aguas;
tus pisadas no fueron halladas.
Condujiste a tu pueblo como a ovejas
por mano de Moisés y de Aarón”.
Salmos 77:19, 20
.
Cuando Moisés extendió su vara, las aguas se dividieron, e Israel
marchó en medio del mar, sobre tierra seca, mientras las aguas se
mantenían como murallas a los lados. La luz de la columna de fuego
de Dios brilló sobre las olas espumosas, y alumbró el camino cortado
como un inmenso surco a través de las aguas del mar, que se perdía
en la oscuridad de la lejana playa.
“Los egipcios los siguieron, y toda la caballería del faraón, sus
carros y su gente de a caballo entraron tras ellos hasta la mitad
del mar. Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el
campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube,
y trastornó el campamento de los egipcios”.
Éxodo 14:23, 24
. La
misteriosa nube se transformó en una columna de fuego ante sus ojos
atónitos. Los truenos retumbaron, y los relámpagos centellearon.
“Las nubes echaron inundaciones de aguas: tronaron los cielos y se
precipitaron tus rayos. La voz de tu trueno estaba en el torbellino;
tus relámpagos alumbraron el mundo; se estremeció y tembló la
tierra”.
Salmos 77:17, 18
.
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La confusión y la consternación se apoderaron de los egipcios.
En medio de la ira de los elementos, en la cual oyeron la voz de