Página 263 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Del Mar Rojo al Sinaí
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igualdad, como está escrito: “El que recogió mucho no tuvo más y
el que poco, no tuvo menos””.
2 Corintios 8:13-15
.
Al sexto día el pueblo recogió dos gomeres por persona. Los
jefes inmediatamente hicieron saber a Moisés lo que había pasado.
Su respuesta fué: “Esto es lo que ha dicho Jehová: “Mañana es
sábado, el día de reposo consagrado a Jehová; lo que tengáis que
cocer, cocedlo hoy, y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo; y todo
lo que os sobre, guardadlo para mañana””. Así lo hicieron, y vieron
que no se echó a perder. Y Moisés dijo: “Comedlo hoy, porque hoy
es sábado dedicado a Jehová; hoy no hallaréis nada en el campo.
Seis días lo recogeréis, pero el séptimo día, que es sábado, nada se
hallará”.
Dios requiere que hoy su santo día se observe tan sagradamente
como en el tiempo de Israel. El mandamiento que se dio a los hebreos
debe ser considerado por todos los cristianos como una orden de
parte de Dios para ellos. El día anterior al sábado debe ser un día de
preparación a fin de que todo esté listo para sus horas sagradas. En
ningún caso debemos permitir que nuestros propios negocios ocupen
el tiempo sagrado. Dios ha mandado que se atienda a los que sufren y
a los enfermos; el trabajo necesario para darles bienestar es una obra
de misericordia, y no es una violación del sábado; pero todo trabajo
innecesario debe evitarse. Muchos, por descuido, postergan hasta
el inicio del sábado cosas pequeñas que pudieron haberse hecho en
el día de preparación. Esto no debe ocurrir. El trabajo que no se
hizo antes del principio del sábado debe quedar sin hacerse hasta
que pase ese día. Este procedimiento fortalecería la memoria de los
olvidadizos, y los ayudaría a realizar sus tareas en los seis días de
trabajo.
Cada semana, durante su largo peregrinaje en el desierto, los
israelitas presenciaron un triple milagro que debía inculcarles la
santidad del sábado: cada sexto día caía doble cantidad de maná,
nada caía el día séptimo, y la porción necesaria para el sábado se
conservaba dulce sin descomponerse, mientras que si se guardaba
los otros días, se descomponía.
En las circunstancias relacionadas con el envío del maná, tene-
mos evidencia conclusiva de que el sábado no fue establecido, como
muchos alegan, cuando la ley se dio en el Sinaí. Antes de que los
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israelitas llegaran al Sinaí, comprendían perfectamente que tenían la