Página 264 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
obligación de guardar el sábado. Al tener que recoger cada viernes
doble porción de maná en preparación para el sábado, día en que
no caía, la naturaleza sagrada del día de descanso les era recordada
de continuo. Y cuando parte del pueblo salió en sábado a recoger
maná, el Señor preguntó: “¿Hasta cuándo os
negaréis a
guardar mis
mandamientos y mis leyes?”
“Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que
entraron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los
límites de la tierra de Canaán”. Durante cuarenta años se les recordó
diariamente mediante esta milagrosa provisión, el infaltable cuidado
y el tierno amor de Dios. Conforme a las palabras del salmista, Dios
les dio “trigo del cielo; pan de ángeles comió el hombre” (
Salmos
78:24, 25, VM
); es decir, alimentos provistos para ellos por los
ángeles. Sostenidos por el “trigo del cielo”, recibían diariamente la
lección de que, teniendo la promesa de Dios, estaban tan seguros
contra la necesidad como si estuvieran rodeados de los ondulantes
trigales de las fértiles llanuras de Canaán.
El maná que caía del cielo para el sustento de Israel era un
símbolo de Aquel que vino de Dios a dar vida al mundo. Dijo Jesús:
“Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el
desierto, y aun así murieron. Este es el pan que desciende del cielo
[...]. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que
yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”.
Juan
6:48-51
. Y entre las bendiciones prometidas al pueblo de Dios para
la vida futura, se escribió: “Al vencedor le daré de comer del maná
escondido”.
Apocalipsis 2:17
.
Después de salir del desierto de Sin, los israelitas acamparon en
Refidín. Allí no había agua, y de nuevo desconfiaron de la providen-
cia de Dios. En su ceguera y presunción el pueblo vino a Moisés
con la exigencia: “Danos agua para que bebamos”. Pero Moisés no
perdió la paciencia. “¿Por qué disputáis conmigo? ¿Por qué tentáis
a Jehová?” Ellos exclamaron airados: “¿Por qué nos hiciste subir de
Egipto, para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros
ganados?”
Cuando se los había abastecido abundantemente de alimentos,
recordaron con vergüenza su incredulidad y sus murmuraciones, y
prometieron que en el futuro confiarían en el Señor; pero pronto
olvidaron su promesa, y fracasaron en la primera prueba de su fe.