Página 27 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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La creación
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“Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente, y puso allí
al hombre que había formado”.
Génesis 2:8
. Todo lo que Dios
hizo tenía la perfección de la belleza, y nada que contribuyera a la
felicidad de la santa pareja parecía faltar; sin embargo, el Creador
les dio todavía otra prueba de su amor, preparándoles especialmente
un huerto como su morada. En este huerto había árboles de toda
variedad, muchos de ellos cargados de aromáticas y deliciosas frutas.
Había hermosas plantas trepadoras, como vides, que presentaban un
aspecto agradable y hermoso, con sus ramas inclinadas bajo el peso
de tentadora fruta de los más ricos y variados matices. El trabajo
de Adán y Eva debía consistir en formar cenadores o albergues con
las ramas de las vides, haciendo así su propia morada con árboles
vivos cubiertos de follaje y frutos. Había en profusión y prodigalidad
olorosas flores de todo matiz. En medio del huerto estaba el árbol
de la vida que era superior en gloria y esplendor a todos los demás
árboles. Sus frutos parecían manzanas de oro y plata, y tenían el
poder de perpetuar la vida.
La creación estaba ahora completa. “Fueron, pues, acabados los
cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos”. “Y vio Dios todo cuanto
había hecho, y era bueno en gran manera”.
Génesis 2:1
;
1:31
. El
Edén florecía en la tierra. Adán y Eva tenían libre acceso al árbol de
la vida. Ninguna mácula de pecado o sombra de muerte desfiguraba
la hermosa creación. “Cuando alababan juntas todas las estrellas del
alba y se regocijaban todos los hijos de Dios”.
Job 38:7
.
El gran Jehová había puesto los fundamentos de la tierra; había
vestido a todo el mundo con un manto de belleza, y había llenado
el mundo de cosas útiles para el hombre; había creado todas las
maravillas de la tierra y del mar. La gran obra de la creación fue
realizada en seis días. “El séptimo día concluyó Dios la obra que
hizo, y reposó el séptimo día de todo cuanto había hecho. Entonces
bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de
toda la obra que había hecho en la creación”.
Génesis 2:2, 3
. Dios
miró con satisfacción la obra de sus manos. Todo era perfecto, digno
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de su divino Autor; y él descansó, no como quien estuviera fatigado,
sino satisfecho con los frutos de su sabiduría y bondad y con las
manifestaciones de su gloria.
Después de descansar el séptimo día, Dios lo santificó; es decir,
lo escogió y apartó como día de descanso para el hombre. Siguiendo