Página 279 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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La ley dada a Israel
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cuidadosamente atesorados como fundamento de la ley nacional y
como condición del cumplimiento de las promesas de Dios a Israel.
Se le dio entonces el siguiente mensaje de parte de Jehová: “Yo
envío mi ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te
introduzca en el lugar que yo he preparado. Compórtate delante de
él y oye su voz; no le seas rebelde, porque él no perdonará vuestra
rebelión, pues mi nombre está en él. Pero si en verdad oyes su voz y
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haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y afligiré
a los que te aflijan”.
Durante todo el peregrinaje de Israel, Cristo, desde la columna de
nube y fuego, fue su guía. Mientras tenían símbolos que señalaban
al Salvador que vendría, también tenían un Salvador presente, que
daba mandamientos al pueblo por medio de Moisés y que les fue
presentado como el único medio de bendición.
Al descender del monte, Moisés “le contó al pueblo todas las pa-
labras de Jehová, y todas las leyes. Y todo el pueblo respondió a una
voz: “Cumpliremos todas las palabras que Jehová ha dicho””. Esta
promesa, junto con las palabras del Señor que ellos se comprometían
a obedecer, fueron escritas por Moisés en un libro.
Entonces se procedió a ratificar el pacto. Se construyó un altar
al pie del monte, y junto a él se levantaron doce columnas “según
las doce tribus de Israel”, como testimonio de que aceptaban su
pacto. En seguida, jóvenes escogidos para ese servicio, presentaron
sacrificios a Dios.
Después de rociar el altar con la sangre de las ofrendas, Moisés
tomó “el libro de la alianza, y leyó a oídos del pueblo”. En esta
forma fueron repetidas solemnemente las condiciones del pacto,
y todos quedaron en libertad de decidir si querían cumplirlas o
no. Antes habían prometido obedecer la voz de Dios; pero desde
entonces habían oído pronunciar su ley; y se les habían detallado
sus principios, para que ellos conocieran cuánto abarcaba ese pacto.
Nuevamente el pueblo contestó a una voz: “Haremos todas las cosas
que Jehová ha dicho, y obedeceremos”. “Porque habiendo anunciado
Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la
sangre de los becerros y de los machos cabríos, [...] roció al mismo
libro, y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del
pacto que Dios ha mandado”.
Hebreos 9:19, 20
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