Página 311 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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El tabernáculo y sus servicios
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de sacrificio fueron los primeros requisitos para construir la morada
del Altísimo. Todo el pueblo respondió unánimemente. “Todo aquel
a quien su corazón impulsó, y todo aquel a quien su espíritu le dio
voluntad, trajo una ofrenda a Jehová para la obra del Tabernáculo de
reunión, para toda su obra y para las sagradas vestiduras. Vinieron
tanto hombres como mujeres, todos de corazón generoso, y trajeron
cadenas, zarcillos, anillos, brazaletes y toda clase de joyas de oro;
todos presentaban una ofrenda de oro a Jehová.
”Todo hombre que tenía azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo
de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, o pieles de tejones, lo
traía. Todo el que ofrecía una ofrenda de plata o de bronce, traía a
Jehová la ofrenda; y todo el que tenía madera de acacia, la traía para
toda la obra del servicio.
”Además, todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus
manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino
fino. Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó, hilaron hábil-
mente pelo de cabra.
”Los príncipes trajeron piedras de ónice y las piedras de los
engastes para el efod y el pectoral, las especias aromáticas y el aceite
para el alumbrado, para la unción y para el incienso aromático”.
Éxodo 35:21-28
.
Mientras se llevaba a cabo la construcción del santuario, el pue-
blo, fueran ancianos o jóvenes, adultos, mujeres o niños, continuaron
trayendo sus ofrendas hasta que los encargados de la obra vieron que
ya tenían lo suficiente, y aun más de lo que podrían usar. Y Moisés
hizo proclamar por todo el campamento: “Ningún hombre ni mujer
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haga más labores para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al
pueblo ofrecer más”.
Éxodo 36:6
.
Las murmuraciones de los israelitas y cómo Dios castigó sus
pecados, fueron registrados como advertencia para las futuras ge-
neraciones. Y su devoción, su celo y generosidad, son un ejemplo
digno de imitarse. Todos los que aman el culto de Dios y aprecian
la bendición de su santa presencia, mostrarán el mismo espíritu de
sacrificio en la preparación de una casa donde él pueda reunirse
con ellos. Desearán traer al Señor una ofrenda de lo mejor que po-
sean. La casa que se construya para Dios no debe quedar endeudada,
pues con ello Dios sería deshonrado. Debe darse voluntariamen-
te una cantidad suficiente para llevar a cabo la obra, para que los